El Extraño Año que Termina


Aparecieron, el mes pasado, en los portales que mantienen las principales organizaciones internacionales especializadas en cuestiones macroeconómicas (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y OECD), extensos documentos que proporcionan un resumen bastante útil de la economía mundial, discuten los principales problemas de política, y, finalmente formulan un pronóstico para el año 2005. Me gustaría, por esta razón, aprovechar la ocasión para invitarlos, tomando en consideración la abundante información sistematizada en estos ensayos, para invitarlos a reflexionar sobre los principales sucesos ocurridos en el año que está por terminar. ¿Cómo desperdiciar la ocasión, dejar pasar esta propicia oportunidad, especialmente, en un momento donde parece iniciarse procesos fundamentales para el futuro de todo el planeta? Aunque es extenso el informe y por razones evidentes es imposible presentar con el detalle requerido todos los detalles de estos extensos informes, puede ser de algún interés, varios aspectos que parecen cruciales para obtener una clara compresión de las extrañas determinaciones que, en el momento actual, parecen regir la dinámica del mundo en general, y de nuestro país, el Perú, en particular.

¿Cuáles son las primeras impresiones que un documento de esta naturaleza puede dejar en nuestras mentes, en estos tiempos, donde tantas impresiones, todos los días, llegan, avasalladoras y abrumantes, a nuestra conciencia sólo para desaparecer con igual facilidad en el horizonte? Cómo ya dijo un poeta, ¿Quién en lo oscuro distingue la oscuridad, la luz en la luz, el tema de la trama, la parte del todo, cuando todo es parte de la parte y la parte es el todo? Difícil pero no imposible, especialmente, pero para hacerlo puede ser indispensable recuperar cierta capacidad de asombro que nos permita comprender, en primer lugar, cuán excepcionales han sido realmente las condiciones económicas que terminaron prevaleciendo en el año que termina. En efecto, según el documento, publicado por el Fondo Monetario Internacional , con el título, “ The World Economic Outlook 2005”, la tasa de crecimiento del PBI Mundial será de cinco puntos porcentuales en el 2004; un resultado realmente excepcional ya que hay que retroceder treinta años para encontrar un guarismo semejante.
Aunque este hecho establece, sin lugar a dudas, que el proceso de recuperación de la economía mundial como inobjetable fenómeno, éste debe, por varias razones, interpretarse con la reserva más extrema. No es posible, en esta ocasión, detectar las condición sicológicas, que normalmente asociamos con los “boom “en materia económica y que como sabemos resultan esenciales para impulsar la inversión y la marcha del empleo. Por el contrario, el ánimo más íntimo de los distintos participantes del mercado, parece ver con poca disimulada reserva la nueva coyuntura económica. Aquí, en el Perú, puede ser comprendido con facilidad esta terca resistencia al optimismo pues el sentimiento de los principales actores de los mercados globales no es muy diferente a la sospecha con que se contempla el logro económico de nuestro gobierno.

Hay, sin duda, varias razones que pueden explicar esta actitud indecisa y algo cauteloso. En primer lugar, la fuerza inicial del proceso, parece, desde el segundo trimestre del 2004, en Estados Unidos, China y Japón, evaporarse, con la subida en el precio del petróleo, la aparición de impresionantes desequilibrios en las cuentas externas de los Estados Unidos, la devaluación del dólar, la crisis de las sistemas multilaterales de consulta política y comercial, y la poca sostenible política fiscal practicada por las principales naciones del mundo industrializado. En segundo lugar, parece claro que las tasas internacionales de interés, han iniciado un nuevo ciclo de incremento. El Fondo Monetario, por ejemplo, proyecta que las mismas se duplicarán en sólo año, al pasar de un valor promedio de 1,6 por ciento el 2004 a 3,4 por ciento en el 2005. En tercer lugar, el proceso de recuperación permanece aún bastante concentrado, en un número reducido de economías. Así, mientras que la tasa de crecimiento de Asia es de nueve por ciento, la de Estados Unidos de 4, 3 por ciento, la de las economías europeas alcanza sólo el 2,2 por ciento. Finalmente, ¿como no mirar con franca preocupación , el profundo deterioro de la cuentas externas de Estados Unidos y la abrupta devaluación de la moneda americana en los mercados internacional, que el día de ayer, se cotizó ,en el mercado internacional, a casi 1,35 por euro ?
Termino pero antes de hacerlo me gustaría indicar que el Fondo Monetario Internacional proyecta para el próximo año una disminución a 4,3 por ciento en el ritmo de crecimiento de la economía mundial, para América Latina como un todo también una reducción en la tasa de crecimiento a 3,6 por ciento (una reducción de casi un punto porcentual respecto al resultado del presente año), y, finalmente, un caída de 3,9 por ciento en el precio en dólares de las materias primas. Sin embargo no se atreve a anticipar ningún número para el petróleo y los principales combustibles.