¿Podemos amortiguar los efectos del ajuste internacional?


El Banco Central de Reserva de los Estados Unidos subió esta semana la tasa de interés y con claridad expresó que continuará con esta política. Pero, no es este el evento que motivó la preocupación de la prensa financiera internacional sino la publicación de nuevas estadística económica con claridad una marcada desaceleración en el ritmo de crecimiento de la economía estadounidense.

Según los nuevos datos, el Producto Interno Bruto de esta economía creció en el primer trimestre del año a una tasa de 3,1 por ciento. Se produjo también una caída del componente no residencial de la inversión, incrementó el número de personas que solicitan beneficios por desempleo, y una apreciable baja en la tasa de crecimiento del consumo privado. Los resultados provocaron un desencanto general ya que se anticipaba para el trimestre una tasa cercana de 3,5 por ciento. Con esto se extendió entre los nerviosos inversionistas la percepción que pierde terreno la expansión que se inició hace dos años. Mientras ocurren estos desconcertantes desarrollos en la producción, se intensifican las presiones inflacionarias. La tasa de cambio del índice de precios al consumido manifiesta una evidente aceleración con aumentos anuales de 0,1 por ciento en enero, 0,4 por ciento en febrero y 0,6 por ciento en el mes de marzo. Similar tendencia se expresa en los distintos indicadores que miden la marcha de los precios: índice de precios al por mayor y el índice de precios del producto interno bruto.

¿Sugieren estos alarmantes desarrollos que una repetición de la crisis de 1973, es decir, la temida posibilidad una recesión mezclada con inflación? Por breves momentos contaminó este miedo la mente de connotados especialistas aunque este hondo pesimismo tendió a moderarse cuando, con mayor tranquilidad, se consideró nuevamente la cuestión. Después de todo hay importantes diferencias entre la coyuntura actual y la que prevalecieron en el mundo en los años 70 que por ahora parece descartar esta aterradora posibilidad.

¿No son estos desarrollos ocasión propicia para una interesante discusión de política económica que busque aminorar las consecuencias de este ajuste más o menos evidente? ¿Podemos hacer algo en el Perú en el momento actual para amortiguar las probables consecuencias de este nuevo y adverso panorama internacional? Pensamos que la respuesta a estos interrogantes es afirmativa y nos gustaría comenzar la discusión proponiendo varias acciones inmediatas que parecen reducir las potenciales pérdidas y, por esta razón disminuir los riesgos. Se trata de sugerencias que podrían ejecutarse casi de modo inmediato y que no parecen tener un costo significativo.

Podemos quizás iniciar la discusión solicitando tanto al Banco Central y al Ministerio de Economía y Finazas un mayor empeño para mejorar la administración de los recursos financiaros de la nación. Las Reservas Internacionales del Perú alcanzaron la cifra record de 14,000 millones de dólares. Esta situación no tiene en nuestra historia económica un obvio precedente y todos en el Perú deberíamos felicitar a los funcionarios del Banco Central por este éxito innegable. Pero, es esta misma situación la que también debe llevarnos a solicitar un mayor empeño para aumentar la rentabilidad de estos activos. Si estos activos, por ejemplo, tuvieran una rentabilidad de 3 puntos porcentuales, los ingresos por intereses podrían ascender a 420 millones de dólares. Una elevación de 1 punto porcentual en el rendimiento rinde a la nación 120 millones de dólares. ¿Es posible poner en ejecución políticas que sin poner en daño la estabilidad macroeconómica del país permita mejorar el rendimiento de estos activos internacionales?

Una primera posibilidad es considerar con seriedad la posibilidad de una mayor diversificación de estos activos internacionales. Desconoce probablemente el atento lector que el rendimiento de nuestros activos internacionales esta sujeto a importantes fluctuaciones que depende de las cotizaciones internacionales de las principales monedas mundiales, las tasas de interés y de las oscilaciones en las cotizaciones de los metales preciosos. Por ejemplo, una subida en el precio internacional del oro beneficia al Banco Central ya que incrementa el valor en dólares de este metal. La devaluación del dólar en el mercado mundial aumenta el valor de los activos denominados en euros en poder del Banco Central y el efecto de las oscilaciones no es modo alguno despreciable. Hace dos años se cotizaba el dólar en el mercado mundial al mismo precio del euro. Desde esta fecha el precio del euro ha aumento en casi 30 centavos de dólar. Si el banco central hubiera mantenido la totalidad de las reservas internacionales en euros podría haber obtenido como ganancia casi 3,500 millones de dólares. Es importante aclarar que estos cálculos son sólo una ilustración que intenta explicar el problema y que no se puede cuestionar a partir de los mismos los procedimientos administrativos ni la habilidad técnica de nuestros funcionarios. Sin embargo, estos resultados nos permiten apreciar con claridad las magnitudes involucradas en estas operaciones financieras y establecer la extrema relevancia del tema. ¿Cómo podemos diversificar nuestras reservas internacionales? Podemos, en principio, adoptar dos procedimientos. El primero implica vender una fracción de los dólares que tenemos acumulados para adquirir con estos ingresos activos denominados en euros. El segundo es probablemente más prudente e implicaría una diversificación gradual de nuestros activos internacionales. Podría, por ejemplo, el banco central compar todos los meses en el mercado de divisas euros y dólares. ¿Indican, los movimientos que es posible detectar en las estadísticas publicadas por el Banco Central l un movimiento que favorece esta opción? Puede ser aunque ante ala ausencia de una declaración oficial no podemos concluir nada al respecto.

La segunda posibilidad debe buscar mejorar el rendimiento esperado de nuestros activos internacionales. Podemos comenzar a desarrollar este punto indicando un hecho cuyo significado pasa frecuentemente desapercibido por el público no especialista en cuestiones económicas. Cuando nuestro banco central aumenta sus reservas internacionales proporciona, en la práctica, de un modo directo o indirecto recursos financieros al gobierno de los estados Unidos que los utiliza para cubrir su descomunal déficit fiscal. El Perú, sin embargo, no tiene razón alguna para continuar con esta singular política ya que dispone de una cantidad adecuada de dólares para cubrir sus pagos internacionales y enfrentar los riesgos de un desarrollo adverso en el sector externo. En vez de financiar los excesos presupuestales del gobierno americanos, podríamos seguir un curso de acción alternativo y que permitiría conseguir una rentabilidad de 7 puntos porcentuales. El Banco Central podría, por ejemplo, adquirir en Nueva York una parte de los bonos que emite el Ministerio de Economía en los mercados internacionales. Esta operación no tiene efecto adicional sobre la tasa de expansión monetaria ya que no altera, en principio, los pasivos del Banco Central, y, por esta razón no aumenta la tasa de expansión monetaria. Lamentable l se encuentra prohibida por un artículo de la ley orgánica del banco Central y sería necesario modificar la ley para ponerla en práctica. Debo indicar que la rentabilidad potencial de esta operación puede aumentar significativamente en el futuro debido al aumento en las tasas internacionales de interés. ¿No podemos, acaso, modificar la ley orgánica del banco central para otorgar al banco central la posibilidad de no financiar al gobierno americano?

La tercera posibilidad busca impedir que la deuda externa vuelva aumentar por las fluctuaciones en las cotizaciones de las monedas internacionales. El año pasado la deuda externa aumentó en casi 2,000 millones de dólares debido al incremento en el precio del euro. Ya que una fracción importante de nuestra deuda externa esta denominada en monedas diferentes al dólar. ¿Por qué no contrata el Ministerio de Economía Finanzas a un especialista para que diseñe un plan que permita cubrirnos de estos riesgos? Si bien esta propuesta no es nueva nunca se ha puesto en la practica y es difícil entender las razones que expliquen esta actitud.