¿Está el Perú en el Paraíso Terrenal?


Por mi amigo Fernando Fuenzalida, pude conocer la obra de Athanasius Kircher, un distinguido jesuita del siglo XVII, dedicado a investigar lo raro y lo curioso, y autor de desconcertantes libros. Se incluyen entre estos “Mundus subterraneus” donde trataba de determinar la ubicación de Atlantis, pero quizás más enigmático sea el Manuscrito Voynich, uno de los textos más misteriosos de la historia, este inquieto y curioso jesuita en el año 1665, recibió una copia de dicho manuscrito de manos de Johannes Marcus Marci, con la esperanza de que el sabio sacerdote lograra descifrar los arcanos ahí escondidos. Luego, se ha encontrado entre la correspondencia de Kircher numerosas cartas dirigidas a miembros de la compañía de Jesús que trabajaban en el antiguo Virreinato del Perú y sabemos que los jesuitas organizaron una expedición a una apartada región, hoy ubicada en Chile, que tenía como objetivo encontrar la entrada que conducía al Paraíso Terrenal .

Les cuento esta interesante historia, porque todo parece indicar que en los últimos años, ha aparecido en el Perú, una nueva sociedad secreta dedicada al estudio de los aspectos más desconcertantes del trabajo de Kircher. Al parecer, sus miembros al inicio del año 2007 concluyeron que este notable miembro de la Compañía de Jesús tenía razón cuando pensó que la entrada al Paraíso estaba localizada en los Andes, pero que erraba cuando la ubicó en el extremo sur de la cordillera. Piensan ahora estos neo kircherianos que la puerta que lleva al Paraíso terrenal se encuentra en el Perú, escondida entre la espesa vegetación que cubre la vertiente oriental de los andes peruanos.

Si le resulta increíble la historia, no se preocupe: los miembros de la nueva sociedad anticiparon esta natural reacción, por eso, han diseñado un plan para transformar nuestra psicología y conducirnos con necesaria tranquilidad y orden hacia la escondida puerta que conduce al paraíso.

Un componente esencial de este intrincado plan de transformación espiritual consiste en mostrarnos cómo la crisis más profunda que ha sufrido la economía mundial en los últimos 70 años no afecta a la economía peruana. Sin duda, un objetivo difícil de alcanzar, pero la dificultad no es algo que atemorice a espíritus tan optimistas como el de los neo kircherianos. Después de todo son mayores los obstáculos necesarios a superar para descubrir la entrada que Dios ocultó en los tiempos del sueño.

Por el insólito éxito que hasta ahora parece tener esta estrategia sicológica, no queda sino confesar una prudente sorpresa. A lo largo de todo el año pasado, he podido comprobar la enorme popularidad de las distintas fábulas que inventaron los tenaces discípulos de Athanasius: la interpretación inicial de la crisis financiera, la teoría del blindaje, la falaz creencia de que el Mundo podía crecer aunque no lo hiciera Estados Unidos, la peregrina idea de que China, la India , Brasil, y Rusia podían mantener el crecimiento mundial, que “la segunda derivada” muestra claros indicios de reactivación, y, en este último trimestre, aprovechar ciertas propiedades estadísticas de las series económicas –por ejemplo, la tendencia a la reversión a la media, o las asimetrías de las tasas de crecimiento-, para convencer a la gente de una inminente recuperación de la economía mundial. Aunque todavía no comprendo por qué mitos tan falaces puede ser tan populares, me atrevería a conjeturar que podemos encontrar la respuesta en los mensajes ocultos contenidos en el libro del filósofo Jean Braudillard  sobre la primera Guerra del Golfo, donde se argumentaba (hasta el colmo de lo absurdo) que ese suceso nunca había existido.

Como las limitaciones de espacio nos impiden analiza la composición, modo de operación, lógica interna e impactos psicológicos de todos estos cuentos neo kircherianos nos concentraremos en el examen de cómo pueden ser utilizadas determinadas cifras estadísticas para repletar nuestro espíritu de un cándido optimismo. Tomemos como ejemplo los guarismos del Producto Bruto Interno, suelen ser publicados trimestralmente por todas las oficinas estadísticas del mundo, aunque el Perú el INEI los anuncia mensualmente, los economista están convencidos de que este indicador, por su cobertura, es la mejor medida de actividad económica. Sin embargo, un examen más detallado de la data nos revela que este famoso índice no marca con precisión en ningún país la marcha del ciclo económico, por esta razón el National Bureau Research (NBER) una venerable institución estadounidense que determina la fecha en que se inician las recesiones en Estados Unidos no lo incluye entre sus series de referencia.

El problema es que hay una abisal discrepancia entre lo que se ofrece y lo que se entrega, pues el producto final incluye algunos datos de la economía real, provenientes principalmente de los sectores que producen bienes materiales, con data originada de una miríada de forma: ya sea mediante prácticas consagradas por la costumbre, atrevidas conjeturas de las oficinas de estadística, modelos económicos de resultado no verificables y finalmente , en algunos países, una gran cantidad e imaginación, agrava esta situación el tránsito que se ha registrado en todo el mundo hacia una sociedad postindustrial, ya que este ha hecho aumentar la importancia que en el Producto Bruto Interno posee el sector servicios, un conjunto de industrias donde por su naturaleza las dificultades en cuantificarlas son inmensas. Para poder ilustrar cuan arbitrarias pueden llegar a ser estas medidas, hemos cuantificado el comportamiento de este índice utilizando la antigua metodología, la cual exponemos en la correspondiente tabla:





Muestra el cuadro la evolución que hubiera tenido el PBI peruano si el INEI hubiera seguido el viejo método, hemos incluido una columna que nos permite comparar nuestro valor con el que actualmente reporta el INEI, la diferencia es apreciable, en el mes de marzo, por ejemplo, el INEI reportó un crecimiento de 3.3% mientras que con la antigua metodología se hubiese obtenido un valor de -1.71%, es decir, hay una diferencia de -4.76 puntos porcentuales.

Debemos, sin embargo, advertir, que estos números son aproximaciones pues es secreto el resultado oficial que habría arrojado la vieja metodología, para replicarlo, hemos tenido que superar varios obstáculos que pueden ilustrar la transparencia de la política estadística que practica el gobierno peruano. Para comenzar, la base de datos necesaria para realizar este cálculo se encuentra disponible en la página Web del INEI, en un archivo de Excel, sin embargo, éste está protegido por una contraseña, de manera que quien quisiera verificar el cálculo tiene que ingeniárselas para decodificar la clave secreta, si como nosotros tuviese a algún amigo experto en informática que pudiese romper la protección, puede comenzar a penetrar en los misterios que se esconden en el cálculo gubernamental. En seguida, se encontraría con dos problemas adicionales: las celdas que contienen las fórmulas matemáticas relevantes están ocultas, y han sido escritas del mismo color que el fondo, de manera que un lector confiado aún si pudiese descubrir las celdas ocultas, en un primer intento no lograría hallar ninguna información. Luego, si perseverase en el empeño, y con algo de desconfianza, encontraría las fórmulas encubiertas, las cuales, registran un sistema de ecuaciones simultáneas que no hemos podido averiguar si han sido resueltas cabalmente

¿Cuál es el cálculo verdadero? Probablemente ninguno, ya que ambos métodos son meras aproximaciones, sin embargo, para terminar debemos de indicar que el viejo método por lo menos tiene la ventaja de no producir resultados que contradicen el sentido común.