La Manía de las Casas

Aunque no se manifiesta en América Latina, una nueva y peligrosa manía extiende con rapidez en otras regiones del mundo; y, así amenaza la estabilidad de las principales economías del mundo: Estados Unidos, la Unión Europea e incluso a las pujantes estrellas del Extremo Oriente. Es la Burbuja de las Casas, la desenfrenada y loca fiebre por la propiedad hipotecaria, la que, a partir del año 2000, incrementa sin cesar el precio global de la vivienda, impulsa la construcción residencial y la dinámica del crédito mundial, para configurar, el episodio especulativa de mayor magnitud de la historia económica de las economías de mercado.

Si bien, como conocen los especialistas en historia financiera, estas periódicas expresiones de irracionalidad, aparecen cuando se produce un exceso de desorden en los flujos financieros, la nueva manía de las casas no por ello deja de sorprender y producir cierto pavor, todavía bien disimulado, entre los encargados de la regulación del sistema monetario internacional.

Para justificar este temor, basta con revisar la estadística disponible y los estimados de especialistas en estas cuestiones tan abstrusas y alejadas de nuestra vida diaria. En los últimos cinco años, el valor total de la propiedad hipotecaria ha aumentado en 30 trillones de dólares, cifra tan difícil para una persona individual que solo adquiere sentido cuando descubrimos que equivale a la suma del producto bruto interno de todos los países industriales. Con ella, la burbuja de los últimos años de 1920 (55 por ciento del PBI de estados Unidos) o el boom mundial de las acciones de 1990 (80 por ciento del PBI), empequeñecen y se convierte en comparación en eventos de segunda magnitud. En otras palabras, parece estar en desarrollo que por su magnitud no tiene un obvio precedente histórico, la mayor burbuja financiera en la historia del Capitalismo.

Al contemplar este panorama, este difícil soslayar aquella pregunta que surge de modo inevitable. ¿Qué sucederá en el Mundo cuando el precio de las casas deje de subir y comience a descender? Pregunta formulada por la revista británica “The Economist” en la edición publicada el 16 de junio del presenta año. También por el “Wall Street Journal”, y, el tema predilecto de varios miembros del directorio del Banco Central de los Estados Unidos. Pero, antes de intentar sintetizar cuál es la opinión de las personas enteradas, es prudente considerar varias cuestiones previas. Por ejemplo, ¿cuál es la causa que alimenta a este fenómeno? ¿Cuál es su extensión en el Mundo? ¿Que distorsiones ha provocado tanto en el sector real como en el sector financiero?

Dos son los factores que parecen dar origen a la nueva manía. En primer lugar, las minúsculas tasas de interés que al fomentar la deuda fácil propician el endeudamiento imprudente de las familias, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. ¿Quién, entre nosotros, no ha escuchado, de algún familiar que ahora vive en Estados Unidos, la noticia que acaba, después de largos años, de adquirir, su primera vivienda en Estados Unidos y no ha sentido algo de envidia cuando nos explican las condiciones financieras del contrato hipotecario que parece prevalecer en este país? Tan extendido parece estar el fenómeno que puede uno vivir con facilidad del incesante desarrollo urbano que ocurre en una ciudad como Miami, es decir, llevar un estilo de vida que supone un traslado continuo de vivienda, comprada con crédito que no cuesta, pues al poco tiempo, es posible revender a un precio más alto la vivienda y así consumir las ganancias que proporciona este simple operación. El segundo factor que impulsa la pasión hipotecaria, es la marcada aversión por la inversión en acciones, especialmente, después del desastre que hundió a las acciones tecnológicas, a finales de la década de 199os.

Según estudio de Fondo Monetario Internacional a finales del ano pasado elaborado por el economista peruano Marco Terrones, .estos desarrollos se registran de horma sincronizada, en varias economías industriales. En estados Unidos, por ejemplo, el precio promedio de la vivienda incremento en el primer trimestre del presente año, en 12,5 por ciento. En Estados como California, Florida, Nevada, Washington Dic; el incremento registrado fue de casi 20 por ciento. En Europa, el incremente ha sido especialmente pronunciado, en Irlanda y España, aunque tasas de 9 por ciento también n se registran en Francia, Italia, Bélgica, Dinamarca y Suiza. Incluso en varios países, la burbuja parece haber llegado a su punto de máximo crecimiento y los precios por ahora han cesado de crecer. En Australia, por ejemplo, sólo crecieron en 0,4 por ciento en el primer trimestre, después de haber aumentado 20 por ciento, en el 20o3. En el Reino Unido, parece ocurrir algo semejante.

Cálculos realizados por The Economist muestran que la razón precio/alquiler, para las casas, ya alcanza un nivel record en Estados Unidos, Reino Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Holanda, Irlanda y Bélgica. Todo ello sugiere que el precio de las se encuentra ya sobrevaluado y por esta razón es razonable esperar un ajuste y la gran pregunta es cómo tendrá lugar el mismo. Después de considerar, las condiciones internacionales, la prestigiosa revista británica concluye que es posible que el precio de las casas experimente en el futuro inmediato una drástica corrección hacia abajo. Y, es este ajuste, y sus consecuencias sobre el sector real de la economía mundial, la que debería despertar nuestro interés por este fenómeno, en apariencia, poco conectado con nuestros problemas económicos o nuestras necesidades económicas.

El problema es la fuerte relación que existe entre el precio de las casas y el consumo de las personas. En efecto, el precio de las casas, es posible prestar contra estas ganancias, financiar otras formas de gasto, y, es por esta razón, posible, que la deflación hipotecaria pueda provocar una fuerte caída en el consumo. El segundo factor a considerar, es el efecto de la deflación en el sector Construcción, que, sin duda alguna, experimentaría una considerable retracción. En tercer factor a considerar, es la importancia de la propiedad hipotecaria en la riqueza de las familias del mundo industrial. Si la deflación es drástica, el valor de esta variable podría experimentar también una abrupta caída que se propagaría en todo el sistema financiero. La corrección podría así determinar una reducción en la demanda de todos los activos financieros: acciones, títulos de de deuda, deudas, depósitos bancarios, etc. Y una deflación de activos más o menos general. Es decir, un desarrollo bastante similar al que ocurrió en Japón, en los primeros años de los 1990s, cuando al reventar la burbuja hipotecaria, se produjo un descenso general en todo el mercado financiero, y se hundió así la hasta entonces brillante economía japonesa en una prolongada depresión. Hay, sin embargo una importante y crucial diferencia que se debe a la extensión de este episodio especulativo y a magnitud descomunal. La deflación, sin duda, podría desbastar la economía mundi y determinar una depresión en todo el mundo.

Quizás, esta sea la razón básica, que debe motivar nuestro interés en este singular fenómeno, una nueva manía que en esta ocasión se manifiesta en una desenfrenada pasión por las casas u otras formas de propiedad hipotecaria. Debemos , finalmente, recordar que la historia nos dice que todas estas entretenidas expresiones de exuberancia a las cuales parece tan propenso el espíritu humano , poseen una gran tenacidad y tienden a prolongarse por más tiempo que el señalado por el frío cálculo racional. Por ello, es imposible precisar, una fecha precisa para el fin de un evento de esta naturaleza. Probablemente, lo único que sabemos con seguridad, que sin importar el bien—casas, acciones o tulipanes—siempre las burbujas se desinflan.