¿Puede continuar creciendo el mundo aún si no lo hace Estados Unidos?

Antes de que el huracán Katrina concentrará la atención de los especialistas en los efectos políticos, económicos y sociales de la catástrofe, era extendida la visión que ligaba la suerte de la economía mundial a tres determinaciones: el precio de la energía, los desequilibrios financieros de USA, y, finalmente, a la probabilidad de una ajuste drástico en los precios de las casas, terrenos y otros activos inmobiliarios. Aunque pocas veces las cosas suceden de la forma imaginada por los especialistas, no por ello disminuye la utilidad de este interesante e imaginativo ejercicio ya que la base de su atracción no parece ser la exactitud sino satisfacer el singular gusto humano por la profecía. Y, como conoce cualquier especialista en antropología, poco importa al inquieto espíritu del hombre que lo anunciado no se cumpla. ¿Cómo explicar sino la popularidad de los vaticinios que anuncian el advenimiento de los Últimos días? ¿No es, acaso, curioso, que la sociedad más avanzada de la Tierra, un segmento importante de la población, interprete el gran desorden que parece caracterizar a este nuevo siglo, como el signo de la Apocalipsis? Es indudable que algo extraño ocurre ya que la enfermedad parece extenderse en todas las esferas de la sociedad occidental y así teñir de un tono gris los trabajos de los científicos más reputados. Si bien el tema es realmente fascinante, no puedo extenderme en él aunque parece ser central para entender las reacciones sicológicas, las reacciones sicológicas y el comportamiento político, de un importante fracción de la población de Estados Unidos. Pero., ¿Cuáles son los principales vaticinios económicos para el futuro? ¿Cuáles son los escenarios imaginados por las principales instituciones internacionales?

Podemos quizás empezar con las conclusiones de un informe preparado por la UNCTAD (La Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo Económico) ya que este trabajo es un ejemplo representativo de la forma cómo los entendidos imaginan el futuro inmediato. En efecto, la UNCTAD después de indicar que la economía mundial continua creciendo también advierte que es perceptible una notoria desaceleración en el ritmo de la expansión mundial. Por esta razón, considera bastante probable una depreciación para el 2006 o 2007. Coinciden con este pronóstico varios economistas en USA. Hace algunas semanas, por ejemplo, el economista Barry Rithold, publicó en el Internet un estudio sobre la dinámica de las expansiones pasadas y realizó una extrapolación de las tendencias contenidas en la data histórica. El resultado que obtuvo indicaba como fecha probable para la depresión el 2006 y el 2007. El método intentaba calcular la longitud de un periodo de expansión en los Estados Unidos y el tiempo que falta para contemplar la misma.

Rithold, sin embargo, no basa su pronóstico sólo en este ejercicio estadístico sino que alcanza esta conclusión después de considerar estudiar el impacto conjunto de varios factores: el incremento del precio de la energía, la reducción en el diferencial de rendimiento de los activos de corto y largo plazo, y, finalmente, la delicada situación en el mercado hipotecario de los Estados Unidos.

Si bien es fácil entender cual es el efecto del petróleo sobre la tasa de crecimiento de cualquier economía hay, sin embargo, es importante aclarar que el mayor riesgo del incremento no es impacto que tiene sobre los costos de producción ni sobre el gasto de los consumidores. Tiene efecto la crisis indirecta un impacto más sutil e indirecto que a primera vista pasa inadvertido ya que es una consecuencia de la generalización en el mundo de los regímenes monetarios basados en metas de inflación. Liga, en efecto, este arreglo institucional la tasa de interés con un objetivo de inflación. Así, si el incremento en el preció de la energía, incrementa la tasa de inflación, este también fuerza a los bancos centrales a aumentar los tipos de interés para reducir la demanda agregada y contener la inflación. Esta reacción de las autoridades económicas puede tener mayor efecto sobre una economía que el efecto inmediato.

La reducción en el diferencial del rendimiento entre los activos de corto y largo plazo es un claro indicador de las expectativas de largo plazo de los inversionistas. Nos indica que estos no vislumbran con optimismo el futuro y que no están dispuestos a ejecutar proyectos de inversión de largo plazo ya que no perciben oportunidades claras de ganancia en la economía. Probablemente la causa última de este pesimismo sea la madurez de las industrias que producen los productos de alta tecnología.

Sin embargo, es el tercer factor el que parece motivar la mayor preocupación de los especialistas en pronósticos económicos. Y, resulta importante entender con claridad las razones que motivan tanta concertación. Así, lo indican las declaraciones recientes de Alan Greenspan y otros miembros del directorio del Banco Central de los Estados Unidos. ¿Por qué las casas se han vuelto tan esenciales e importantes para los Estados Unidos? En primer lugar, por la importancia que tienen estos activos en el patrimonio de las familias estadounidenses: el incremento en el precio de los activos hipotecarios explican el 70 por ciento del incremento de la riqueza del consumidor promedio y esta es la fuerza básica que explica el incesante crecimiento de consumo en estados Unidos. En segundo lugar, la construcción de vivienda, según Merrill Lynch, explicó casi el 50 por ciento del crecimiento que registró Estados Unidos en la primera mitad del presente año y casi la mitad del empleo creado en esta economía desde el 2001. Posee también el mercado de propiedades todos los signos que anuncian un ajuste drástico en precios. En Arizona, por ejemplo, los precios de las casa se incrementaron en 47 por ciento el primer trimestre del año. En San Francisco, la mediana de precios, para una vivienda es de 72,600 dólares, y es posible detectar en el mercado curiosos y entretenidos juegos especulativos. Todos estos signos, le permiten al experimentado Greenspan, un fin cercano para esta manía especulativo. Lo importante son las consecuencias del ajuste hacia abajo. Al caer los precios, desparecen los incrementos en la riqueza pero no las deudas de los consumidores y, por esta razón, quedan estos en una delicada situación patrimonial. Además, el ajuste podría producir un ajuste en la tasa de ahorro personal, una caída en el consumo y una im. Portante reducción en las importaciones de los estados Unidos.

Si bien el pronóstico que realiza la UNCTAD para los Estados Unidos no es optimista, no se puede concluir a partir del mismo que la economía mundial experimentará en el 2006 una recesión. La perspectiva para China, la India parece bastante favorable.

La economía de China, y este fenómeno marca un claro contraste con lo que ocurre en otras regiones de Asia, no parece mostrar ningún signo de desaceleración y se calcula que crecerá una tasa de 9,5 por ciento en el 2005. Pare el 2006, la UNCTAD, un crecimiento similar. ¿Por qué no le afecta a China la desaceleración de Estados Unidos? En esencia porque por el tamaño de su mercado le permite sustituir el crecimiento exportador por otro basado en la expansión de su mercado interno. En el caso de la India, el impacto negativo del precio del petróleo, puede ser cancelado por incrementos en la inversión en infraestructura. Además se perciben ya en este país otros signos de expansión: la expansión de una cultura basada en el consumo, un crecimiento agresivo en los préstamos de consumo, y fuertes oportunidades de expansión en las industrias de exportaciones.

¿Por qué tiene para todo los países en vías de desarrollo la expansión de la India o la China? La razón es simple de comprender: estos países desempeñan ahora un papel crucial en el mercado de materias primas y, por esta razón, mientras preserven su dinamismo es improbable que se produzca una caía en la cotización internacional de nuestros productos de exportación.