El oscuro Don de Apolo

¿Cómo explicar el inútil afán del Hombre por adivinar el porvenir mediante la práctica de incógnitos rituales , el diseño de complejos y barrocos experimentos y la búsqueda del patrón en cualquier cosa contenida en el mundo natural : huesos, hojas de té, barajas de naipes, entrañas de animales, vuelos de los pájaros , la posición de las estrellas y planetas , y finalmente, el susurro de las hojas de los bosques de roble al ser sacudidas por el suave viento que a las tres de la tarde sopla siempre desde el poderoso Océano? Aunque vanos han resultado todos los intentos no por ello cesan de aparecer, en todas las edades y siempre renovados, oficios y profesiones que proclaman el dominio del oscuro Don de Apolo: chamanes, brujos y hechiceros, en el tiempo original; magos, sacerdotes y sibilas, en la antigua edad; alquimistas, astrólogos y cabalista, en la época intermedia; filósofos, físicos, historiadores, especialistas en política y economistas, en estos tiempos que hoy vivimos. ¿Busca, acaso, el espíritu humano, mediante estas algo insólitas destrezas satisfacer lo que pregona o cumplir con una determinación aún más misteriosa, más profunda, radical? Sino, ¿por qué han sido igualmente inútiles, todos los intentos de los representantes más insignes de la modernidad para arrojar al basurero de la historia esta peligrosa e inquietante fascinación por la profecía? Afanoso y esforzado impulso, instinto tenaz que incluso hoy, aprovechando el vehículo abierto por las redes mundiales de información, se transmite y contamina, con inusitada intensidad, la “psiche” de un número sin precedente de niños, hombres y mujeres. ¿Habrán creado, los que diseñaron el Nuevo Orden Mundial, un incontrolable monstruo, capaz de arrojar al mismo Pozo Negro a toda la Civilización occidental? ¡Quién sabe! Misteriosos y oscuros han sido siempre los modos de los dioses y los pesimistas a lo largo de la historia siempre han opinado que el destino es ineludible pues hasta el mismo Zeus, se mostró incapaz, cuando, sin éxito, intentó, evitar sus inevitables consecuencias. Para no extender más y entrar al punto de esta semana, abandono, esta larga digresión y presento el punto de esta semana. ¿Qué cabe esperar de este año de este año acabado de iniciar?

Es opinión extendida, entre los especialistas en pronósticos, que el sólido crecimiento que mostró la economía mundial en el 2004 proseguirá en el 2005, aunque a una tasa menor pero más segura y balanceada. Pero, también es generalizada la preocupación por cinco fenómenos que resulta conveniente anotar y seguir con cuidado en los próximos meses: la depreciación del dólar, la ausencia de un mecanismo institucional que permite solucionar los desbalances que afectan a la economía mundial, el precio de la energía en general y del petróleo en particular, las consecuencias del rápido crecimiento de China , y, finalmente, la “burbuja hipotecaria” todavía en desarrollo en Estados Unidos, Asia y algunos países europeos. ¿Qué puede suceder si la hasta hoy ordenada depreciación del dólar muta en un proceso caótico y desorganizado? Hasta ahora el valor de la moneda americana “sólo” ha descendido 15 puntos porcentuales respecto a una canasta compuesta por las monedas de los principales socios comerciales de USA. Se anticipa por esta razón, para este año y el próximo, un descenso mayor. Por ejemplo, en los años finales de los 1980s, cuando el déficit comercial de USA era sólo la mitad de lo que es ahora, la cotización del dólar cayó en 30 por ciento. Estimados recientes realizados por economistas “estado-unidenses” --¿cuando llegará el día en que los gringos decidan ponerle un nombre a su país que no sea la denominación de todo el continente o el de la mitad norte de América? --, calculan la depreciación requerida adicional en 50 puntos porcentuales. USA desempeña en la coyuntura actual es mercado fundamental para todas las economías de Asia y un proceso incontrolado violento puede generar una guerra comercial y, por esta razón, una contracción abrupta y drástica del comercio internacional. Este resultado no es, sin embargo inevitable, y puede impedirse si las principales economías del mundo logran diseñar un mecanismo institucional que permita la regulación de los abruptos desequilibrios que afectan a la economía global. Para ello se requiere una nueva arquitectura financiera que reemplace al obsoleto aparato institucional actual. Ello probablemente exigirá crear un organismo compuesto por China, USA, Japón y Europa, para coordinar acciones de política con el objeto de apreciar las monedas asiáticas, impulsar el crecimiento de la demanda interna en Asia y Europa, y, limitar los desequilibrios de la economía americana.

Crucial para el mundo es definir una estrategia para asimilar las consecuencias del rápido crecimiento de China. Esta economía, como lo demuestran varias investigaciones recientes, es la responsable del 79 por ciento de incremento en la producción mundial de acero, consume el 37 por ciento del cemento , y sus necesidades de energía son de tal magnitud para mantener , en los años por venir, elevado el precio del petróleo y de las principales materias primas. Las consecuencias de la revolución industrial en China todavía no se manifiestan con claridad y éstos no son necesariamente beneficiosos para las economías más pobre de la tierra. Es probable que los países exportadores de textiles sientan este año los efectos cuando termine el acuerdo Multifibras u China penetre y conquiste el mercado de USA.

Finalmente, hay un fenómeno que por no haber manifestado en América latina, puede resultar difícil de entender. Tiene que ver con el precio las casas, edificios y terrenos en USA y Asia que, en estos últimos años, han conocido un notorio incremento. Como consecuencia la construcción ha crecido con vigor y la pregunta que hacen ahora los analistas es que ocurrirá con esta industria cuando las tasas de interés retornen a un nivel más normal.

¿Cómo afectarán al Perú estos problemas? ¿Proseguirá el próximo año el crecimiento de nuestra economía? ¿Puede nuestra industria textil competir con el empuje chino? ¿Debe el Banco Central desarrollar una estrategia para enfrentar la devaluación del dólar? Hago las peguntas e intentaré responderlas cuando sea propicia la oportunidad