El Efecto del TLC sobre el empleo


Está por culminar un año excepcional en muchos aspectos, tanto para el Perú como para el mundo entero. Como resultado, un profundo escepticismo parece contaminar el ánimo de los hombres. Aplastante perplejidad a formular las más insólitas preguntas y, acaso, una relevante sea la que intenta explorar los caminos que abren las actuales condiciones económicas que, a pesar de las dudas y el extendido escepticismo, no podemos caracterizar en modo alguno como negativas en ninguna parte del planeta. En el Perú, por ejemplo, puede comprobarse, como lo indican las últimas cifras publicadas hace quince días por el INE, un claro incremento en la tasa anual de expansión del empleo y la producción. En efecto, la tasa de crecimiento del PBI aumentó de una tasa promedio mensual de tres por ciento anual a otra de seis por ciento anual. El análisis desagregado de los últimos datos permite también comprobar el carácter extendido y general del nuevo proceso de expansión. Pero, ¿resulta este fenómeno inobjetable interesante para el público general que parece empeñado, no sólo en el Perú sino en todos los países del mundo, en ignorar la relativa bondad de las condiciones económicas? ¿Encantó un sádico demonio nuestra subjetividad para no ver las posibilidades del porvenir? Quizás, sea ya oportuno deshacer el singular encanto y evaluar con detalle cómo pueden desarrollarse, en el futuro inmediato, las fuerzas en concurso y cuál es el panorama más probable para el próximo año. Resulta el tema complicado y hemos creído oportuno, por razones de espacio, una presentación gradual y por etapas. Escogemos, para empezar, presentar esta semana un breve análisis de los posibles efectos del tratado de libre comercio con USA.

Para entender los efectos del TLC, tanto los positivos como los negativos, resulta importante definir una estrategia que comience separando las distintas partes del problema en piezas bien definidas y susceptibles de análisis. Un esquema útil podría descomponer el problema en cinco partes: la comercial, es decir, estudiar cuánto van a crecer las exportaciones e importaciones como consecuencia de la reducción arancelaria y cómo se va a descomponer este crecimiento entre las distintas industrias y sectores que conforman nuestra economía; el impacto indirecto, es decir, calcular cuánto se incrementará el PBI y el empleo en toda la economía; el impacto fiscal, que analiza cómo el tratado afectará los ingresos fiscales y cuál será la política fiscal a definir para enfrentar estos efectos; el impacto sobre los flujos de inversión directa extranjera, las condiciones financieras que enfrenta en el mercado internacional el sector privado y los movimientos internacionales de capitales; y finalmente, el impacto de la condicionalidad que regula la propiedad intelectual, las compras gubernamentales, etc. Sobre nuestra economía, aunque es imposible dar una respuesta clara y definida para el cuarto y quinto componente, ya que no existen investigaciones que aborden el tema, es ya posible presentar un resultado preliminar para los tres primeros problemas. ¿Cuál es la conclusión?

El resultado de las investigaciones parece indicar que el efecto comercial de tratado es en el agregado más bien reducido. Las simulaciones de los economistas indican que como consecuencia del mismo, la variación del PBI podría ubicarse entre menos uno por ciento y uno por ciento por año. Dado que los modelo se basan en aproximaciones más o menos gruesas ya que no se conoce exactamente el resultado final de las negociaciones, este resultado sugiere que no es factible esperar un incremento espectacular ni en el producto ni en el empleo como consecuencia del mismo. El incremento de las exportaciones podría generar 85,000 puestos de trabajo con la siguientes descomposición sectorial: 38,000 en la agricultura, 14,000 en la manufactura, 12,000 en le sector comercial y 14,000 en el sector servicios. Sin embargo, el incremento de las importaciones, dependiendo de la forma como se diseñe el cronograma de desgravación arancelaria, podría provocar la pérdida de 67,000 puestos de trabajo con la siguiente descomposición: 28,000 en la agricultura; 13,000 en la manufactura; 10,000 en el sector comercial y 12,000 en el sector servicios. El resultado es 18,000 puestos de trabajo por año.

Queremos terminar diciendo que hay que tener cuidado con la interpretación de estos números agregados, debido a que ellos no implican de modo alguno que el resultado es neutral y sin interés. Existe un aumento en la calidad del empleo que opera tanto a nivel sectorial e intra sectorial y, como consecuencia, un claro incremento en la productividad y la demanda de mano de obra. También hay importantes efectos regionales: un boom en el norte del país, pero podría haber una reducción significativa de la producción del sur y el centro del Perú.