¿Es posible crear 650,000 puestos de trabajo en el Perù?

Hemos podido presenciar , en las últimas semanas , un espectáculo sorprendente y peculiar . Y , éste se desató, cuando la candidata presidencial de Unidad Nacional indicó que el objetivo fundamental de su gobierno , si consigue ganar las elecciones presidenciales, será solucionar el problema del empleo. Para ello prometió crear 650,000 puestos estables de trabajo distribuidos de la siguiente forma entre los diferentes sectores productivos: 50,000 en construcción , 200,000 en el sector exportador , 50,000 en turismo, y 350,000 en los restantes sectores productivos. También preciso que para lograr este objetivo , nuestra economía crecería a una tasa promedio anual de 7 por ciento ; y aunque nunca indicó que haría para alcanzar este objetivo, es posible, a partir de la descomposición de las cifras de empleo, imaginar la forma concreta que podría tomar la expansión de la producción. Encontré realmente singular la discusión de esta importante propuesta: nunca imaginé a Alan García criticar a Lourdes Flores con los mismos argumentos que usaron , en anteriores elecciones , sus adversarios para criticar propuestas similares hechas por el APRA. Sin embargo, este escenario tan entretenido no parece ser sólo una característica del Perú sino un fenómeno bastante extendido en América Latina. En Chile, un país con mejor reputación internacional que el Perú, se registró entre la candidata del partido socialista y el partido opositor, algo similar. Fue, en efecto, un componente central de la campaña de Sebastián Piñeira y no del antiguo partido de Salvador Allende, su preocupación por la desigualdad que producía el modelo de crecimiento chileno. ¿Se ha producido una inversión de la realidad y , ahora, defienden los partidos socialistas políticas económicas más cercanas al Consenso de Washington que los partidos antes considerados de derecha? Otro ejemplo que parece reforzar la idea de que han cambiado las reglas usuales del proceso político , es el Brasil de Lula. También, en este caso , se registró la misma inversión de la realidad, ya que las política económica del gobierno del Partido de los Trabajadores, por su prudencia produce la admiración de los inversionistas internacionales y parece no tener problema alguno en satisfacer los exigentes requerimientos del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial. Produce , sin duda, todo esto una enorme confusión , pero el fenómeno nos permite verificar cuán cercanas, en el mundo actual,pueden estar las propuestas económicas de los partidos «socialistas» y las de los partidos de «centro derecha». Debo dejar , sin embargo, para otro oportunidad , este tema , ya que me interesa discutir la interesante propuesta de Lourdes Flores, pero antes de hacerlo me gustaría indicar que esta «inversión» es una posibilidad real y un elemento fundamental a tomar en cuenta por todos aquellos que intentan imaginar las características de un eventual gobierno de Ollanta Humala.

Me gustaría empezar estableciendo , con claridad, que la tasa de crecimiento postulada por Lourdes Flores puede , bajo ciertas circunstancias, ser un objetivo económicamente factible. Por ejemplo, la economía de Brasil, en los años de 1960, creció a un ritmo de ocho por ciento; Chile hizo lo mismo en los años de 1980; las economías más dinámicas de Asia exhibieron valores semejantes entre los años comprendidos entre 1960 y 1980; e incluso, el Perú, en la década de los 1950, se aproximó al ritmo postulado por la líder de Unidad Nacional. Sin embargo, el ritmo sólo se puede sostener si se produce un aumento sustancial de la tasa de inversión y éste es el punto esencial a considerar. ¿Podemos calcular cuál es el coeficiente de inversión requerida para sostener este ritmo de crecimiento? No con precisión porque no contamos con información estadística de calidad para calcular el valor de los parámetros requeridos para el cálculo, pero sí ensayar una aproximación. El modelo económico más sencillo requiere especificar los valores de dos parámetros: uno que mide el periodo de vida útil promedio de los bienes de capital y otro que cuantifica la calidad de las inversiones a ser ejecutados. Para el Perú, pienso , que valores «valores razonable» para éstos podrían ser 33 años para el período de vida de los bienes de capital y de (1/3) para el parámetro que cuantifica la calidad de las inversiones. Estos parecen sugerir que la tasa de inversión requerida para crecer al ritmo indicado por Lourdes Flores podría estar cercana al 25 por ciento del PBI, es decir, sería indispensable , 17,500 millones de dólares por año, y casi 100,000 millones de dólares, durante el gobierno de Lourdes Flores. ¿Son factibles estas cifras? No hay un problema evidente por el lado de la inversión, pues existen aún en nuestro país amplias oportunidades aún no aprovechadas de inversión en varias industrias y sectores económicos. El mayor problema es financiar esta suma y el impacto de la elevación de la tasa de inversión sobre el sector externo de nuestra economía. Este coeficiente de inversión podría provocar un déficit en el sector externo, que podríamos estimar entre cinco o seis por ciento del PBI. Para financiarlo, el Perú, necesitaría recursos externos equivalentes que podemos estimar entre 6 y 7 por ciento del PBI, es decir, un flujo de créditos y/o inversión extrajera que podemos estimar entre 4,200 y 5,000 millones de dólares por año. Por esta razón, la pregunta acerca de la factibilidad de la tasa parece reducirse a evaluar si es posible para el Perú obtener este suma de dinero en el mercado internacional. Para contestar la pregunta es , sin embargo, fundamental considerar cuán sostenibles pueden ser las actuales condiciones internacionales y si es «prudente» esta estrategia en el actual contexto mundial.

Hay un segundo problema a considerar y éte tiene que ver con la relación entre la tasa de crecimiento del producto y la del empleo. No existe , por varias razones, una relación mecánica entre ambas variables . Es posible, especialmente, cuando son posibles ganancias sustanciales de productividad, que exista crecimiento sin empleo. Todo depende de la composición sectorial del crecimiento , del impacto de la inversión de la gran empresa sobre las pequeñas y de la tasa de crecimiento del progreso técnico. Según Farid Matuk, jefe del INE, una tasa de crecimiento de 1 por ciento en el producto, provoca un crecimiento de 0,6 por ciento en el empleo. Con un crecimiento de 7 por ciento del producto, la tasa de crecimiento de esta variable podría ascender a 4,2 por ciento anual. El INE estima el empleo total del país en 13,800,000 personas. Con esta cifra, el crecimiento del empleo podría ser con un crecimiento igual a 580,000 puestos de trabajo por año. Una cifra muy cercana a la propuesta por Unidad Nacional , de modo que , en principio, la meta de 650,000 puestos de trabajo, parece consistente con la evidencia empírica reciente.

El tercer problema a considerar es que la propuesta de Unidad Nacional puede ignorar el efecto de la migración internacional y , por esta razón, presuponer un balance errado entre el crecimiento del empleo y la tasa de crecimiento de la oferta de trabajo. En los últimos cinco años, han salido del Perú 250,000 personas por año, y es predecible que este flujo migratorio continue en el próximo quinquenio. ¿Que relevancia tiene el proceso? Cuando sumamos esta cifra , a los 650,000 empleos ofrecidos de Lourdes Flores, podemos estimar en 900,000 la demanda efectiva de mano de obra. Esta cifra puede determinar una reducción en la tasa de desempleo más rápida que la implícitamente anticipada por Unidad Nacional, y si esto es así producir un incremento importante de los salarios nominales y/o ingresos de los independientes. No hay nada malo con este proceso pero no queda claro si este incremento es compatible con una meta de inflación de 2,5 por ciento anual.