Rosemary Thorp
Mientras veía caer la nieve, solo en una casa y en medio del bosque, pensaba en el silencio y en los placeres que podemos experimentar cuando tenemos la oportunidad de percibirlo. El ruido, especialmente, el continuo y persistente, es una característica de las grandes ciudades, detestable abominación, porque no nos permite escuchar el inmarcesible silencio de la creación, esas mismas voces que inspiraron elevados versos, la aislada ubicación de los templos griegos, y, el enigmático oráculo de Zeus en Dodona, donde hablaba el dios meciendo suavemente las hojas de los robles que ahí crecían.
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