Metodología para elaborar proyecciones de largo plazo

Arturo Ormeño

Bruno Seminario

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En este documento se presentan la proyección del PBI y de la inversión para el periodo 2004-2025, y se detalla la metodología empleada. Los resultados obtenidos sirven de base para el cálculo de las proyecciones del resto de componentes de la demanda y las principales cuentas fiscales para el periodo en mención. De esta manera, se cuenta con un sistema consistente de cuentas nacionales proyectadas que pueden servir como línea de base para realizar simulaciones de política económica. De esta manera, este marco macroeconómico proyectado permite evaluar las repercusiones sobre las cuentas nacionales de la aplicación de medidas de política económica, la repercusión de shocks exógenos sobre alguna variable importante (tal como la tasa de interés internacional), entre otros eventos.

Este documento consta de cinco secciones. En la primera de ellas se deriva una forma funcional de interrelación entre el crecimiento y la inversión. Asimismo, se calcula los posibles valores que pueden adoptar los parámetros tras estas interrelaciones. En la siguiente sección se analizan las regularidades y tendencias que presentan los ciclos económicos en el Perú. Esta caracterización permite construir las proyecciones del PBI para el periodo 2004-2025. Aunado con este ejercicio se encuentra la determinación de los niveles de inversión consistentes con las proyecciones previamente mencionadas. Estos cálculos son presentados en la tercera sección. En la cuarta sección se detalla la estimación de las series de exportaciones e importaciones reales y nominales, del PBI y la inversión nominal y de los activos y pasivos externos. Las cuentas fiscales a nivel del gobierno central y del Sector Público no Financiero (SPNF) consistentes con estas estimaciones se presentan en la última sección.


Crecimiento y Cambio estructural en el Perù

Arlette Beltrán
Bruno Seminario

Nota
: Este documento puede también interesar a los amantes de las estadísticas económicas. Fue publicado por el CIES-CIUP hace diez años y ahora se encuentra agotado. Pueden encontrar en él series consistentes y completa de los principales variables de cuentas nacionales para el período 1896-1995. Todas estas serias esta valorizadas a precios del 1979 y pueden ser de alguna utilidad para realizar proyecciones y estudiar las tendencias de desarrollo a largo plazo de la economía peruana. El documento completo (archivos de Word y Hojas de Cálculo, todo comprimido en un gran archivo zip) puede descargarse aquí.
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1.Introducciòn

El Perú, a diferencia de otros países de América Latina, no disponía de una serie estadística de producción larga y homogénea. Las series oficiales comienzan a producirse desde 1950 cuando el Banco Central de Reserva (BCR) publica sus Cuentas Nacionales. Existen series de esta misma institución para el período comprendido entre 1942 y 1950, pero ellas sólo presentan información en términos nominales.

Numerosos autores han tratado de reconstruir un índice básico de producción que cubra un período más extenso de tiempo. Entre ellos destacan CEPAL (1959), Hunt (1973), Thorp y Bertram (1978), Boloña (1981) y Schydlowsky (1963). Hunt, Thorp y Bertram han producido índices que cubren la dinámica de sectores específicos como, por ejemplo, las industrias manufactureras y el índice de volumen de las exportaciones. Boloña y Schydlowsky intentaron representar la dinámica de los flujos agregados de producción; Boloña produjo un índice basado en las series de exportaciones y egresos fiscales mientras que Schydlowsky tomó como fuente de referencia la estadística bancaria. Los índices de producción de estos autores se refieren a la producción en términos nominales (soles corrientes); las cifras reales que presentan son obtenidas deflactando las nominales con el Indice de Precios al Consumidor (IPC). Finalmente, CEPAL produjo un estimado para el PBI entre 1945 y 1955, en términos reales, sobre la base de la valoración de índices de cantidad para los diferentes sectores y productos; dicha serie es la única de esa naturaleza disponible hasta el momento.

El mayor problema de las estimaciones de Boloña y Schydlowsky es el procedimiento seguido para obtener las cifras en términos reales. El IPC es una mala aproximación del deflactor del PBI, más aún en el caso peruano donde, por el peso del sector primario exportador, pueden producirse bruscas fluctuaciones en los términos de intercambio y en el tipo de cambio real. Por ello, el uso del IPC como deflactor produce tasas de crecimiento sumamente elevadas para el período 1900-1950, mientras que los movimientos de corto plazo generan irregularidades poco creibles en las estimaciones de estos autores.

Por esta razón, en el presente trabajo, se han producido nuevos estimados para las distintas magnitudes agregadas de demanda y producción, que en principio están libres de los defectos antes mencionados. Estos nuevos estimados intentan utilizar la totalidad de la información estadística disponible que proviene, principalmente, de tres publicaciones oficiales: los Anuarios y Extractos Estadísticos del Perú, que empiezan a producirse en 1914, los Anuarios Estadísticos de Comercio Exterior y las Memorias del BCR. A partir de esta estadística base se han generado estimaciones de producción y gasto en términos reales y nominales, que tienen la propiedad de ser más regulares y mostrar tendencias más consistentes con las fuentes cualitativas disponibles. Otra ventaja adicional de estos nuevos estimados es que, por la forma en que han sido calculados, no sólo arrojan el PBI a nivel agregado sino que permiten obtener la composición del mismo por actividad productiva y tipo de gasto, generándose un sistema mínimo de Cuentas Nacionales.

El trabajo que se presenta a continuación consta de dos partes, además de la introducción anterior. En la primera parte se presenta la metodología de estimación del PBI real y nominal entre 1896 y 1995, tanto por actividad industrial como por tipo de gasto; luego se trabaja con las estadísticas generadas para mostrar algunas de sus particularidades, principalmente en lo que se refiere a las etapas de crecimiento que se desprenden de ellas así como a las relaciones capital-trabajo y la capacidad productiva que las mismas implican. En la tercera parte se realiza un análisis estadístico y econométrico de las series reconstruidas; este se divide básicamente en tres: un análisis de los principales cambios estructurales del producto real a lo largo del período en estudio, un análisis de series de tiempo que permita caracterizar sus componentes cíclicos y tendenciales y un análisis de corte transversal en el que se compara el desarrollo peruano a lo largo del siglo de estimación con el comportamiento de la economía mundial en un año dado, 1979.

Los autores agradecen la colaboración de Shane Hunt, Felipe Portocarrero, Javier Iguiñiz y Daniel Schydlowsky por sus oportunos comentarios y la información que proporcionaron para el desarrollo de este estudio. Igualmente queremos agradecer la ayuda financiera del IDRC y el apoyo administrativo del CIUP.

2. Producción y Gasto en el Perú: 1896 - 1995

2.1 PBI Real 1929-1995

Las estimaciones del PBI peruano para el período 1929-1995 permiten obtener la composición del PBI por actividad productiva y tipo de gasto. La metodología de estimación consta básicamente de dos partes: la reconstrucción de las series para el período 1929-1954 y el empalme de las mismas con las series oficiales a partir de 1954.

El procedimiento de reconstrucción estuvo basado en la metodología sugerida por CEPAL (1959): construir índices de cantidad con la información de quantum disponible y valorarlos con una estructura de precios determinada. En el caso del período de reconstrucción (1929-1954) se utilizó la estructura de precios de 1954.

La estrategia de estimación utilizada divide la información sobre actividades productivas en tres grandes grupos, cuyos datos presentan características comunes: el sector moderno de la economía, el sector servicios y la agricultura doméstica.

El sector moderno está conformado por la agricultura de exportación, la pesca, la minería, las industrias manufactureras -incluyendo aquéllas ligadas al proceso productivo de los bienes que se exportan (ingenios azucareros, industria conservera e industrias metálicas básicas)- la construcción y los servicios públicos (electricidad, agua y luz). La característica común de estos sectores es que la información disponible es de relativa calidad y accesibilidad.

El sector servicios ha sido dividido en tres subsectores: el grupo conformado por los servicios de transporte y comercio, el gobierno y los servicios no especificados. La estimación de la producción de este sector es, aún en la actualidad, bastante problemática ya que el sistema estadístico peruano no se encuentra suficientemente desarrollado como para captar su dinámica. La producción en el primer subsector se encuentra relacionada con la producción material, por lo que ha sido estimada empleando los índices de la producción de los distintos sectores productores de bienes (primario, secundario y las importaciones); el sector gobierno se ha estimado mediante las estadísticas de egresos fiscales; finalmente, para estimar la evolución de la producción de los servicios restantes, se utilizó una metodología ad-hoc sobre la base de la tasa de crecimiento de la población urbana y el componente cíclico del gasto público real y de la capacidad de compra interna de las exportaciones.

La agricultura doméstica es el sector que ha presentado mayores problemas para su estimación. La información de este sector no se encontraba totalmente disponible y cuando lo estaba arrojaba tendencias poco coherentes. Por ello, se recurrió a estimaciones realizadas sobre la base de interpolaciones y datos censales de la agricultura registrada (algodón, azúcar, café, arroz y trigo).

A partir del PBI por actividades productivas se realizó la estimación del PBI por tipo de gasto. Para ello se calculó el índice de las exportaciones sobre la base de las tasas de crecimiento del volumen de exportaciones estimado por Hunt y el índice del sector primario exportador. El índice de las importaciones fue calculado sobre la base de la evolución de las importaciones en dólares corrientes deflactadas por el índice de precios de los productos manufacturados de Lewis (1978)[1]. La evolución del consumo público se supuso equivalente a la del sector gobierno en la estimación de la producción por origen industrial. La evolución de la inversión bruta fija fue separada en tres componentes: nuevas construcciones (equivalente al sector construcción del PBI por actividades productivas), inversión en maquinaria y equipo (calculada de acuerdo con las importaciones de los bienes de capital en dólares corrientes deflactados por el índice de Lewis) y los stocks (diferencia entre la producción, y las exportaciones y el consumo interno de cada uno de los principales productos de exportación). Por último, se obtuvo el consumo privado como la diferencia entre el PBI y el resto de rubros de gasto.

Finalmente, la información sectorial y por tipo de gasto reconstruida hasta 1954 fue luego empalmada con la información oficial disponible a partir de 1950, trabajándose toda la serie a precios de 1979.

2.2 PBI Real 1896 – 1929

El objetivo de la reconstrucción de las series desde 1896 fue obtener un patrón referencial del crecimiento de la actividad productiva peruana a lo largo del último siglo.

La reconstrucción del PBI para este período siguió el mismo procedimiento utilizado en el período 1929-1995, pero no se contó con la información necesaria de todas las fuentes mencionadas anteriormente. La estimación se basó en una estructura más agregada, considerándose cuatro sectores: el primario (agricultura y minería), el secundario (industria construcción y electricidad), el de distribución (comercio y transporte) y los servicios no especificados.

El sector primario exportador se estimó utilizando los datos de la producción nacional de mercancías de exportación tanto mineras como agrícolas, que se registraron de manera bastante periódica a partir de 1914. El período 1896-1914 fue cubierto con las estimaciones realizadas por Thorp y Hunt. De esta manera, se obtuvo un índice de producción para la agricultura y el sector minero de exportación, que fue utilizado para estimar la producción de todo el sector primario exportador.

La evolución de la agricultura interna se estimó utilizando el crecimiento de la población entre 1896 y 1929 y aplicando las variaciones cíclicas de la agricultura de exportación como una aproximación de las fluctuaciones climáticas. Asimismo, se estimó que la participación de la agricultura interna en el producto agrícola total fue de dos tercios, proporción estimada a partir del Censo de Producción Agropecuaria de 1929.

Se asumió una misma tasa de crecimiento para los sectores industria, construcción y electricidad; ésta se determinó a partir de la construcción de un índice de demanda interna basado en el gasto público y el valor del comercio exterior, ambos en términos reales. El primero fue calculado utilizando las cifras del gasto público nominal deflactado con el IPC de Lima Metropolitana. Las cifras de comercio exterior fueron calculadas sobre la base de los datos de exportación de bienes de Hunt y de los datos de importaciones de bienes de las estadísticas de aduanas.

La estimación de la producción del sector servicios se dividió en tres partes: comercio y transporte, gobierno y otros servicios. Para el primero se utilizó un índice elaborado sobre la base de la oferta total de mercancías (sector primario, secundario y las importaciones). En el segundo caso se utilizó el índice construido para los sectores industria, construcción y electricidad. La estimación de los otros servicios se realizó computando la tendencia basada en la productividad del sector distribución (tasa de crecimiento de dicho sector menos la tasa de crecimiento de la población urbana), añadiéndole las variaciones cíclicas del índice construido para el sector secundario.

Finalmente, los componentes del gasto para este período se calcularon, en general, utilizando la misma metodología usada para el período 1929 – 1954.

2.3 PBI nominal por tipo de gasto: 1896-1995

De manera similar al caso anterior, la metodología de estimación del PBI nominal se puede separar en dos partes: la reconstrucción de las series y el empalme de las mismas con las series oficiales. Los períodos para los cuales fue necesario reconstruir la serie varían de acuerdo con el componente estimado, pues en algunos casos las fuentes de información son más completas que en otros. Se trabajó sobre la base de cuatro componentes: comercio exterior, gasto público, consumo privado e inversión.

En lo que respecta al comercio exterior, para el período 1938 – 1954, se calcularon las exportaciones e importaciones de bienes y servicios no financieros, en soles corrientes, a partir de la información consignada en la Renta Nacional del Perú. Estas estimaciones se empalmaron con la estadística existente en los Anuarios Estadísticos para el período 1896-1938.

La información sobre gasto público se obtuvo del Compendio Estadístico del Perú y los Anuarios Estadísticos.

En el caso del consumo privado, se construyó un índice de cantidad a partir de la información real reconstruida para el período 1896-1954. Luego se multiplicó este índice por el IPC con lo que se obtuvo un índice de valor para todo el período.

La estimación de la inversión se dividió en dos subsectores: en el caso de la construcción se utilizó el índice de precios de los materiales de construcción y en el de la maquinaria y equipo se recurrió al índice de precios de las importaciones en soles.

Finalmente, la información reconstruida antes de 1954 se utilizó para extrapolar la información oficial a partir de ese año, obteniéndose una serie completa para todo el siglo.

2.4 Algunas propiedades de la información estadística reconstruida

La serie completa reconstruida del PBI en términos reales se puede observar en el Gráfico 1. En él se observa también su componente tendencial estimado con el filtro de Hodryck y Prescott (1980). El Gráfico 2 muestra a su vez la tasa de crecimiento del producto a lo largo del período de análisis. A partir de la observación de estos gráficos se pueden identificar hasta cuatro grandes períodos en la evolución del producto: 1896-1928, 1929-1947, 1948-1972 y 1973-1995. Las tasas de crecimiento promedio del PBI para dichos períodos se pueden apreciar en el

Cuadro 1. El primer período muestra un crecimiento dinámico que corresponde al apogeo económico de la República Aristocrática; a partir de 1929 la gran depresión y la crisis económica del gobierno de Bustamante y Rivero provocan una tasa de crecimiento promedio anual bastante más reducida hasta 1948; en el tercer período se observa una tasa de crecimiento promedio anual de más de 5%, gracias a políticas internas expansivas, como las del gobierno de Odría y Belaúnde, y a factores externos que elevaron los precios de la minería de exportación, como la guerra de Corea; finalmente, a partir de la década de los setenta se experimenta una fuerte desaceleración del crecimiento, producto de muchas de las reformas del gobierno militar y el populismo del gobierno aprista.

Cuadro 1
Tasa de crecimiento promedio del PBI

1896-1995

Período

Tasa de crecimiento promedio

1896 – 1928

4.88%

1929 – 1947

1.89%

1948 – 1972

5.27%

1973 – 1995

1.71%

Elaboración propia.

Las estimaciones presentadas para el PBI pueden ser complementadas con las de los principales recursos productivos y las de la capacidad productiva del país. Para ello, es necesario el cálculo de la población (como una aproximación de la fuerza laboral) y del stock de capital. La población fue estimada sobre la base del trabajo de Wicht (1986). El stock de capital fue calculado sobre la base del ratio capital/producto estimado por CEPAL (1959) para 1954 (2.7). A partir de este ratio, y de nuestra estimación del PBI, se calculó el capital en 1954 y se aplicó hacia atrás y hacia adelante la siguiente fórmula:

donde d es la tasa de depreciación anual, K es el capital e I la inversión. Se considera que el capital tiene 40 años de vida útil (cifra generalmente usada en la mayoría de modelos de crecimiento) por lo que d=0.025, y que la inversión es aquélla estimada a precios de 1979.

La evolución de los principales recursos productivos del país se puede apreciar en el Cuadro 2 (índice con base en 1979). Asimismo, en el Cuadro 3 se observan las tasas de crecimiento promedio de los principales recursos productivos del país según los cuatro grandes períodos ya mencionados.

Cuadro 3
Tasa de crecimiento de los principales recursos

productivos del país, 1896-1995

Período

Tasa de crecimiento promedio


PBI

Capital

Población







1896 - 1928

4.88%

4.57%

1.30%


1929 - 1947

1.89%

2.37%

1.57%


1948 - 1972

5.27%

4.79%

2.57%


1973 - 1995

1.71%

3.55%

2.45%







Elaboración propia

De otro lado, se puede calcular el índice de la capacidad productiva del país (ICP) asumiendo una función de producción Cobb-Douglas, donde es un promedio geométrico de los índices de capital (K) y de la PEA (L) con ponderaciones 0.4 y 0.6, respectivamente. Este índice se puede apreciar también en el Cuadro 2.

Por último, se puede calcular el ratio PBI/capacidad productiva, a fin de observar la evolución de la productividad total del capital y el trabajo en nuestro país. Dicho cálculo se aprecia en el mismo Cuadro 2 y en el Gráfico 3. Todas estas estimaciones ponen de manifiesto la caída de la productividad de los factores de producción a partir de mediados de la década de los setenta, llegándose a alcanzar a principios de los 90 niveles similares a los de la década del 40.

3. Análisis estadístico y econométrico del PBI, 1929 - 1995

A partir de la información estadística reconstruida se han desarrollado tres tipos de análisis: determinación de cambios estructurales, análisis de series de tiempo y la comparación del producto peruano con los patrones mundiales de crecimiento.

3.1 Estudio de los cambios estructurales

El objetivo de este análisis es determinar los cambios estructurales que podría presentar la serie del PBI entre los años de 1929 y 1995. Para ello se desarrollaron tres tipos de modelos con tipos y fechas de quiebre alternativos[2]. Los tres modelos tienen como variable explicativa el logaritmo natural del PBI[3]. Además, se incluye una constante que permita recoger los cambios de nivel de la serie y una variable tiempo para poder observar los cambios en su ritmo de crecimiento.

La variable de decisión para escoger la fecha de cambio fue el ajuste de cada una de las regresiones en los diferentes modelos, medido a través del F estadístico. Dichos cambios deberían ser consistentes además con la información cualitativa (histórica) disponible, de forma tal que permita explicar la posible existencia de un cambio estructural de la serie en las fechas escogidas.

El modelo elegido es una ecuación que presenta un cambio estructural en media en 1961 y un cambio en media y pendiente en el año 1974. Este modelo no sólo muestra un excelente ajuste econométrico sino que puede ser explicado por dos acontecimientos de la historia económica nacional y mundial: en 1961 termina la etapa de apogeo del modelo primario exportador, mientras que en 1974 se produce el fin de la edad de oro del capitalismo en el mundo. Estos dos hechos provocan sucesivamente una caida en el nivel y en la tendencia del PBI peruano a lo largo del período de análisis.

3.2 Estudio de los movimientos cíclicos

En esta parte del estudio se busca revisar la representación autorregresiva de los movimientos cíclicos del PBI peruano. Se utilizaron para ello diferentes filtros estadísticos a fin de extraer el componente cíclico de la serie pero en este resumen sólo se presentarán los dos que más se trabajaron.

Se asumió que el PBI se comportaba de acuerdo con un modelo multiplicativo que contenía un componente cíclico y otro tendencial, que podían ser separados. Con el fin de separar ambos componentes se supuso que la serie logarítmica del PBI podía ser filtrada de alguno de estos componentes. La serie filtrada correspondería sólo al ciclo o tendencia, dependiendo del filtro utilizado, y su residuo correspondería al segundo componente. Finalmente, se realizó un análisis autorregresivo de los ciclos hallados.

El primer filtro utilizado, y el más conocido, supone que el componente cíclico puede ser capturado por la tasa de crecimiento de la serie. En este caso, dicha tasa puede ser estimada calculando las primeras diferencias de la serie logarítmica del PBI. El otro filtro que analizaremos es el de Baxter y King (1995) que separa el componente cíclico mediante un promedio móvil ponderado de siete años con ponderaciones dadas. En el Gráfico 4 se presenta el componente cíclico obtenido con estos filtros.

Por su parte, en los cuadros 4 y 5 se muestran los resultados del análisis autorregresivo de los ciclos estimados. En el caso de la tasa de crecimiento se encuentra que el ciclo del PBI se comporta como un modelo ARMA(2,3); en el caso del filtro de Baxter y King el mejor modelo es un ARMA (2,1). Se observa que el ajuste del segundo modelo es mucho mayor; sin embargo, ambos expresan una relación del PBI hasta con dos de sus rezagos pasados mostrando además una estructura dinámica muy rica a través de los residuos de la regresión; asimismo, los dos modelos arrojan raíces imaginarias a la solución de las ecuaciones en diferencia que expresan, con lo que se corrobora la existencia de ciclos económicos en la serie del PBI analizada (ciclos de frecuencia usual).

3.3 Estudio comparativo de la tasa de crecimiento y la estructura del gasto del Perú con el resto del mundo

En esta sección se realiza un análisis comparativo del crecimiento económico peruano con el internacional a través de un estudio de la situación económica mundial en el año 1979 y los diversos momentos que ha atravesado el Perú entre 1896 y 1995; para ello se combina un análisis de corte transversal con la evaluación de la actividad económica peruana en dicho período.

La fuente de datos utilizada para realizar el análisis de corte transversal es la Penn World Table (PWT) expresada tanto en precios internacionales corrientes como en precios internacionales de 1985. Para ello fue necesario homogeneizar las dos fuentes de información utilizadas y expresar la serie reconstruida para el Perú de acuerdo con la estructura de precios de esta fuente de información mundial. La ventaja que ofrece la metodología del PWT es que lleva a cabo una corrección por las distorsiones cambiarias, lo que cobra particular interés en el caso peruano debido al fuerte adelanto cambiario que experimentó nuestro país en el año base, 1979. De esta forma, el PWT ofrece un sistema alternativo de precios basado en los tipos de cambio de paridad, lo cual elimina las distorsiones y hace posibles las comparaciones de las tasas de crecimiento de los diferentes países del mundo.

La base de datos del PWT es un corte transversal de países que permite observar una tendencia de la actividad económica mundial. Por lo mismo, y para hacer válida la comparación, se filtró la serie del PBI peruano y se capturó su tendencia utilizando el filtro de Hodryck y Prescott.

El Gráfico 5 muestra el PBI per cápita de diferentes países del mundo para el año 1979 superpuesto al PBI per cápita del Perú entre 1896 y 1995. En este se observa que el Perú ha tenido diferentes niveles de desarrollo a lo largo de dicho período: similar al de Nepal (1979) en 1933, al de Indonesia (1979) a mediados de la década del 40, al de Bolivia (1979) a fines de los 50, y al de Colombia (1979) a principios de la década de los ochenta. Ya desde esa época se nota una fuerte desaceleración del crecimiento económico peruano, que ha hecho imposible alcanzar a países sudamericanos como Venezuela, Chile, Argentina y Brasil, y obviamente nos ha mantenido muy lejos de Alemania, Estados Unidos y Japón.

Por otro lado, el patrón de crecimiento peruano se aleja en algunos casos de aquél que se ajusta a la norma internacional, especialmente se pueden observar dos etapas en la evolución del producto peruano, divididas por la década de los sesenta. Estas etapas se explican por dos tipos de fenómenos: la política económica interna, que pasó de favorecer al sector primario exportador a alentar las actividades sustitutivas de importaciones, y los shocks internacionales sobre los precios de los productos de exportación y la deuda externa.

4. Bibliografía

· Anuario de Comercio Exterior, Departamento de Estadística General de Aduanas, varios años.

· Anuario Estadístico del Perú, Ministerio de Hacienda y Comercio, varios años.

· Baxter y King (1995). Measuring Business Cycles Approximate Band-Pass Filters for Economic Time Series. NBER Working Paper #5022. Feb. 1995.

· BCR. Actividades Productivas del Perú. Análisis y Perspectivas 1961.

· Bertram, I.G. (1974). Estimados para 1915-1939 del PNB. Manuscrito no publicado.

· Boloña, Carlos. Políticas Arancelarias en el Perú, 1880-1980. Instituto de Economía de Libre Mercado. Lima, 1981 , Apéndice II.

· Burns y Mitchell (1946). Measuring Business Cycles. New York: National Bureau of Economic Research.

· CEPAL (1959). Análisis y Proyecciones del Desarrollo Económico. Tomo VI, El desarrollo industrial del Perú. Anexos I y II.

· Cuentas Nacionales del Perú, Banco Central de Reserva del Perú, varios años.

· Extracto Estadístico del Perú, Ministerio de Hacienda y Comercio, varios años.

· Hayn, R. (1953). Peruvian Foreign Exchanges 1929-1950. Tesis doctoral no publicada. U.Wisconsin.

· Hodrick y Prescott (1980), Postwar U.S Business Cycles. Carnegie Mellon University Working Paper.

· Hunt, Shane (1973). Price and Quantum Estimates of Peruvian Exports, 1830 - 1962. University Princeton, New Jersey (mimeo).

· La Renta Nacional del Perú, Banco Central de Reserva del Perú, varios años.

· Lewis, A. (1978) Crecimiento y Fluctuaciones, 1870-1913. Fondo de Cultura Económica, México.

· Memoria s, Banco Central de Reserva, varios años.

· Portocarrero, Felipe Suárez, Arlette Beltrán Baro y María Elena Romerc Pinillos (1992). Compendio Estadístico del Perú: 1900-1990. Universidad del Pacífico, Lima.

· Romer, C. (1989). The Prewar Business Cycle Reconsidered. New Estimates of Gross National Product, 1989-1908. Journal of political economy, vol 97, no.1.

· Thorp, R. y Bertram G.,(1978) Perú 1890-1977. Crecimiento y Política en una Economía Abierta. Macmillan.

· Schydlowsky, D. (1963). Foreign Investment and Peruvian National Income: 1900-1960. A first Approximation. (Mimeo).



[1] Este índice no se encontraba disponible para los años de la segunda guerra mundial por lo que se supuso que en este período el índice se comportaba igual que el IPC de Estados Unidos.

[2] El primer modelo considera cambios en media, el segundo en pendiente y el tercero ambos cambios.

[3] Se toma el logaritmo de la variable para suavizar los cambios en la varianza de la serie a lo largo del tiempo.

Tesis de Filosofía de la Historia


por WALTER BENJAMIN
(1940)
Traducción de Jesús Aguirre
Taurus, Madrid 1973




1

Es notorio que ha existido, según se dice, un autómata construido de tal manera que resultaba capaz de replicar a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada contraria que le aseguraba ganar la partida. Un muñeco trajeado a la turca, en la boca una pipa de narguile, se sentaba a tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos despertaba la ilusión de que esta mesa era transparente por todos sus lados. En realidad se sentaba dentro un enano jorobado que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba mediante hilos la mano del muñeco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre tendrá que ganar el muñeco que llamamos «materialismo histórico». Podrá habérselas sin más ni más con cualquiera, si toma a su servicio a la teología que, como es sabido, es hoy pequeña y fea y no debe dejarse ver en modo alguno.


2

«Entre las peculiaridades más dignas de mención del temple humano», dice Lotz, «cuenta, a más de tanto egoísmo particular, la general falta de envidia del presente respecto a su futuro». Esta reflexión nos lleva a pensar que la imagen de felicidad que albergamos se halla enteramente teñida por el tiempo en el que de una vez por todas nos ha relegado el decurso de nuestra existencia. La felicidad que podría despertar nuestra envidia existe sólo en el aire que hemos respirado, entre los hombres con los que hubiésemos podido hablar, entre las mujeres que hubiesen podido entregársenos. Con otras palabras, en la representación de felicidad vibra inalienablemente la de redención. Y lo mismo ocurre con la representación de pasado, del cual hace la historia asunto suyo. El pasado lleva consigo un índice temporal mediante el cual queda remitido a la redención. Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. Y como a cada generación que vivió antes que nosotros, nos ha sido dada una flaca fuerza mesiánica sobre la que el pasado exige derechos. No se debe despachar esta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el materialismo histórico.


3

El cronista que narra los acontecimientos sin distinguir entre los grandes y los pequeños, da cuenta de una verdad: que nada de lo que una vez haya acontecido ha de darse por perdido para la historia. Por cierto, que sólo a la humanidad redimida le cabe por completo en suerte su pasado. Lo cual quiere decir: sólo para la humanidad redimida se ha hecho su pasado citable en cada uno de sus momentos. Cada uno de los instantes vividos se convierte en una citation à l'ordre du jour, pero precisamente del día final.


4


Buscad primero comida y vestimenta, que el reino de Dios se os dará luego por sí mismo.

Hegel, 1807.

La lucha de clases, que no puede escapársele de vista a un historiador educado en Marx, es una lucha por las cosas ásperas y materiales sin las que no existen las finas y espirituales. A pesar de ello estas últimas están presentes en la lucha de, clases de otra manera a como nos representaríamos un botín que le cabe en suerte al vencedor. Están vivas en ella como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como denuedo, y actúan retroactivamente en la lejanía de los tiempos. Acaban por poner en cuestión toda nueva victoria que logren los que dominan. Igual que flores que toman al sol su corola, así se empeña lo que ha sido, por virtud de un secreto heliotropismo, en volverse hacia el sol que se levanta en el cielo de la historia. El materialista histórico tiene que entender de esta modificación, la más imperceptible de todas.


5

La verdadera imagen del pasado transcurre rápidamente. Al pasado sólo puede retenérsele en cuanto imagen que relampaguea, para nunca más ser vista, en el instante de su cognoscibilidad. «La verdad no se nos escapará»; esta frase, que procede de Gonfried KeIler, designa el lugar preciso en que el materialismo histórico atraviesa la imagen del pasado que amenaza desaparecer con cada presente que no se reconozca mentado en ella. (La buena nueva, que el historiador, anhelante, aporta al pasado viene de una boca que quizás en el mismo instante de abrirse hable al vacío.)


6

Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.


7

Pensad qué oscuro y qué helador es este valle que resuena a pena.

Brecht: La ópera de cuatro cuartos.

Fustel de Coulanges recomienda al historiador, que quiera revivir una época, que se quite de la cabeza todo lo que sepa del decurso posterior de la historia. Mejor no puede calarse el procedimiento con el que ha roto el materialismo histórico. Es un procedimiento de empatía. Su origen está en la desidia del corazón, en la acedia que desespera de adueñarse de la auténtica imagen histórica que relumbra fugazmente. Entre los teólogos de la Edad Media pasaba por ser la razón fundamental de la tristeza. Flaubert, que hizo migas con ella, escribe: «Peu de gens devineront combien il a fallu étre triste pour ressusciter Carthage». La naturaleza de esa tristeza se hace patente al plantear la cuestión de con quién entra en empatía el historiador historicista. La respuesta es innegable que reza así: con el vencedor. Los respectivos dominadores son los herederos de todos los que han vencido una vez. La empatía con el vencedor resulta siempre ventajosa para los dominadores de cada momento. Con lo cual decimos lo suficiente al materialista histórico. Quien hasta el día actual se haya llevado la victoria, marcha en el cortejo triunfal en el que los dominadores de hoy pasan sobre los que también hoy yacen en tierra. Como suele ser costumbre, en el cortejo triunfal llevan consigo el botín. Se le designa como bienes de cultura. En el materialista histórico tienen que contar con un espectador distanciado. Ya que los bienes culturales que abarca con la mirada, tienen todos y cada uno un origen que no podrá considerar sin horror. Deben su existencia no sólo al esfuerzo de los grandes genios que los han creado, sino también a la servidumbre anónima de sus contemporáneos. Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie. E igual que él mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de transmisión en el que pasa de uno a otro. Por eso el materialista histórico se distancia de él en la medida de lo posible. Considera cometido suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo.


8

La tradición de los oprimidos nos enseña que la regla es el «estado de excepción» en el que vivimos. Hemos de llegar a un concepto de la historia que le corresponda. Tendremos entonces en mientes como cometido nuestro provocar el verdadero estado de excepción; con lo cual mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo. No en último término consiste la fortuna de éste en que. sus enemigos salen a su encuentro, en nombre del progreso, como al de una norma histórica. No es en absoluto filosófico el asombro acerca de que las cosas que estamos viviendo sean «todavía» posibles en el siglo veinte. No está al comienzo de ningún conocimiento, a no ser de éste: que la representación de historia de la que procede no se mantiene.


9


Tengo las alas prontas para alzarme,
Con gusto vuelvo atrás,
Porque de seguir siendo tiempo vivo,
Tendría poca suerte.

Gerhard Scholem: Gruss vom Angelus.


Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.


10

Los temas de meditación que la regla monástica señalaba a los hermanos tenían por objeto prevenirlos contra el mundo y contra sus pompas. La concatenación de ideas que ahora seguimos procede de una determinación parecida. En un momento en que los políticos, en los cuales los enemigos del fascismo habían puesto sus esperanzas, están por el suelo y corroboran su derrota traicionando su propia causa, dichas ideas pretenden liberar a la criatura política de las redes con que lo han embaucado. La reflexión parte de que la testaruda fe de estos políticos en el progreso, la confianza que tienen en su «base en las masas» y finalmente su servil inserción en un aparato incontrolable son tres lados de la misma cosa. Además procura darnos una idea de lo cara que le resultará a nuestro habitual pensamiento una representación de la historia que evite toda complicidad con aquella a la que los susodichos políticos siguen aferrándose.


11

El conformismo, que desde el principio ha estado como en su casa en la socialdemocracia, no se apega sólo a su táctica política, sino además a sus concepciones económicas. El es una de las causas del derrumbamiento ulterior. Nada ha corrompido tanto a los obreros alemanes como la opinión de que están nadando con la corriente. El desarrollo técnico era para ellos la pendiente de la corriente a favor de la cual pensaron que nadaban. Punto éste desde el que no había más que un paso hasta la ilusión de que el trabajo en la fábrica, situado en el impulso del progreso técnico, representa una ejecutoria política. La antigua moral protestante del trabajo celebra su resurrección secularizada entre los obreros alemanes. Ya el «Programa de Gotha» lleva consigo huellas de este embrollo. Define el trabajo como «la fuente de toda riqueza y toda cultura». Barruntando algo malo, objetaba Marx que el hombre que no posee otra propiedad que su fuerza de trabajo «tiene que ser esclavo de otros hombres que se han convertido en propietarios». No obstante sigue extendiéndose la confusión y enseguida proclamará Josef Dietzgen: «El Salvador del tiempo nuevo se llama trabajo. En... la mejora del trabajo... consiste la riqueza, que podrá ahora consumar lo que hasta ahora ningún redentor ha llevado a cabo». Este concepto marxista vulgarizado de lo que es el trabajo no se pregunta con la calma necesaria por el efecto que su propio producto hace a los -trabajadores en tanto no puedan disponer de él. Reconoce únicamente los progresos del dominio de la naturaleza, pero no quiere reconocer los retrocesos de la sociedad. Ostenta ya los rasgos tecnocráticos que encontraremos más tarde en el fascismo. A éstos pertenece un concepto de la naturaleza que se distingue catastróficamente del de las utopías socialistas anteriores a 1848. El trabajo, tal y como ahora se le entiende, desemboca en la explotación de la naturaleza que, con satisfacción ingenua, se opone a la explotación del proletariado. Comparadas con esta concepción positivista demuestran un sentido sorprendentemente sano las fantasías que tanta materia han dado para ridiculizar a un Fourier. Según éste, un trabajo social bien dispuesto debiera tener como consecuencias que cuatro lunas iluminasen la noche de la tierra, que los hielos se retirasen de los polos, que el agua del mar ya no sepa a sal y que los animales feroces pasen al servicio de los hombres. Todo lo cual ilustra un trabajo que, lejos de explotar a la naturaleza, está en situación de hacer que alumbre las criaturas que como posibles dormitan en su seno. Del concepto corrompido de trabajo forma parte como su complemento la naturaleza que, según se expresa Dietzgen, «está ahí gratis».


12

Necesitamos de la historia, pero la necesitamos de otra manera a como la necesita el holgazán mimado
en los jardines del saber
.

Nietzsche: Sobre las ventajas e inconvenientes de la historia.

La clase que lucha, que está sometida, es el sujeto mismo del conocimiento histórico. En Marx aparece como la última que ha sido esclavizada, como la clase vengadora que lleva hasta el final la obra de liberación en nombre de generaciones vencidas. Esta consciencia, que por breve tiempo cobra otra vez vigencia en el espartaquismo, le ha resultado desde siempre chabacana a la socialdemocracia. En el curso de tres decenios ha conseguido apagar casi el nombre de un Blanqui cuyo timbre de bronce había conmovido al siglo precedente. Se ha complacido en cambio en asignar a la clase obrera el papel de redentora de generaciones futuras. Con ello ha cortado los nervios de su fuerza mejor. La clase desaprendió en esta escuela tanto el odio como la voluntad de sacrificio. Puesto que ambos se alimentan de la imagen de los antecesores esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados.


13

Nuestra causa se hace más clara cada día y cada día es el pueblo más sabio.

Wilhelm Dietzgen: La religión de la socialdemocracia.

La teoría socialdemócrata, y todavía más su praxis, ha sido determinada por un concepto de progreso que no se atiene a la realidad, sino que tiene pretensiones dogmáticas. El progreso, tal y como se perfilaba en las cabezas de la socialdemocracia, fue un progreso en primer lugar de la humanidad misma (no sólo de sus destrezas y conocimientos). En segundo lugar era un progreso inconcluible (en correspondencia con la infinita perfectibilidad humana). Pasaba por ser, en tercer lugar, esencialmente incesante (recorriendo por su propia virtud una órbita recta o en forma espiral). Todos estos predicados son controvertibles y en cada uno de ellos podría iniciarse la critica. Pero si ésta quiere ser rigurosa, deberá buscar por detrás de todos esos predicados y dirigirse a algo que les es común. La representación de un progreso del género humano en la historia es inseparable de la representación de la prosecución de ésta a lo largo de un tiempo homogéneo y vacío. La crítica a la representación de dicha prosecución deberá constituir la base de la critica a tal representación del progreso.


14

La meta es el origen.

Karl Kraus: Palabras en verso.

La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no está constituido por el tiempo homogéneo y vacío, sino por un tiempo pleno, «tiempo - ahora». Así la antigua Roma fue para Robespierre un pasado cargado de «tiempo - ahora» que él hacía saltar del continuum de la historia. La Revolución francesa se entendió a sí misma como una Roma que retorna. Citaba a la Roma antigua igual que la moda cita un ropaje del pasado. La moda husmea lo actual dondequiera que lo actual se mueva en la jungla de otrora. Es un salto de tigre al pasado. Sólo tiene lugar en una arena en la que manda la clase dominante. El mismo salto bajo el cielo despejado de la historia es el salto dialéctico, que así es como Marx entendió la revolución.


15

La consciencia de estar haciendo saltar el continuum de la historia es peculiar de las clases revolucionarias en el momento de su acción. La gran Revolución introdujo un calendario nuevo. El día con el que comienza un calendario cumple oficio de acelerador histórico del tiempo. Y en el fondo es el mismo día que, en figura de días festivos, días conmemorativos, vuelve siempre. Los calendarios no cuentan, pues, el tiempo como los relojes. Son monumentos de una consciencia de la historia de la que no parece haber en Europa desde hace cien años la más leve huella. Todavía en la Revolución de julio se registró un incidente en el que dicha consciencia consiguió su derecho. Cuando llegó el anochecer del primer día de lucha, ocurrió que en varios sitios de París, independiente y simultáneamente, se disparó sobre los relojes de las torres. Un testigo ocular, que quizás deba su adivinación a la rima, escribió entonces:

«Qui le croirait! on dit, qu'irrités contre l'heure

De nouveaux Josués, au pied de chaque tour,

Tiraient sur les cadrans pour arréter le jour.»



16

El materialista histórico no puede renunciar al concepto de un presente que no es transición, sino que ha llegado a detenerse en el tiempo. Puesto que dicho concepto define el presente en el que escribe historia por cuenta propia. El historicismo plantea la imagen «eterna» del pasado, el materialista histórico en cambio plantea una experiencia con él que es única. Deja a los demás malbaratarse cabe la prostituta «Erase una vez» en el burdel del historicismo. El sigue siendo dueño de sus fuerzas: es lo suficientemente hombre para hacer saltar el continuum de la historia.


17

El historicismo culmina con pleno derecho en la historia universal. Y quizás con más claridad que de ninguna otra se separa de ésta metódicamente la historiografía materialista. La primera no tiene ninguna armadura teórica. Su procedimiento es aditivo; proporciona una masa de hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. En la base de la historiografía materialista hay por el contrario un principio constructivo. No sólo el movimiento de las ideas, sino que también su detención forma parte del pensamiento. Cuando éste se para de pronto en una constelación saturada de tensiones, le propina a ésta un golpe por el cual cristaliza en mónada. El materialista histórico se acerca a un asunto de historia únicamente, solamente cuando dicho asunto se le presenta como mónada. En esta estructura reconoce el signo de una detención mesiánica del acaecer, o dicho de otra manera: de una coyuntura revolucionaria en la lucha en favor del pasado oprimido. La percibe para hacer que una determinada época salte del curso homogéneo de la historia; y del mismo modo hace saltar a una determinada vida de una época y a una obra determinada de la obra de una vida. El alcance de su procedimiento consiste en que la obra de una vida está conservada y suspendida en la obra, en la obra de una vida la época y en la época el decurso completo de la historia. El fruto alimenticio de lo comprendido históricamente tiene en su interior al tiempo como la semilla más preciosa, aunque carente de gusto.


18

«Los cinco raquíticos decenios del homo sapiens», dice un biólogo moderno, «representan con relación a la historia de la vida orgánica sobre la tierra algo así como dos segundos al final de un día de veinticuatro horas. Registrada según esta escala, la historia entera de la humanidad civilizada llenaría un quinto del último segundo de la última hora». El tiempo - ahora, que como modelo del mesiánico resume en una abreviatura enorme la historia de toda la humanidad, coincide capilarmente con la figura que dicha historia compone en el universo.


A

El historicismo se contenta con establecer un nexo causal de diversos momentos históricos. Pero ningún hecho es ya histórico por ser causa. Llegará a serlo póstumamente a través de datos que muy bien pueden estar separados de él por milenios. El historiador que parta de ello, dejará de desgranar la sucesión de datos como un rosario entre sus dedos. Captará la constelación en la que con otra anterior muy determinada ha entrado su propia época. Fundamenta así un concepto de presente como «tiempo - ahora» en el que se han metido esparciéndose astillas del mesiánico.


B

Seguro que los adivinos, que le preguntaban al tiempo lo que ocultaba en su regazo, no experimentaron que fuese homogéneo y vacío. Quien tenga esto presente, quizás llegue a comprender cómo se experimentaba el tiempo pasado en la conmemoración: a saber, conmemorándolo. Se sabe que a los judíos les estaba prohibido escrutar el futuro. En cambio la Torá y la plegaria les instruyen en la conmemoración. Esto desencantaba el futuro, al cual sucumben los que buscan información en los adivinos. Pero no por eso se convertía el futuro para los judíos en un tiempo homogéneo y vacío. Ya que cada segundo era en él la pequeña puerta por la que podía entrar el Mesías.

El Tratado de Libre Comercio Perú-USA: Efectos Económicos del Cronograma de Desgravación Arancelaria

Bruno Seminario
Martha Rodríguez

Nota: El documento completo en formato Pdf puede obtenerse aquí

I

El 18 de mayo de 2004 el gobierno peruano inició las negociaciones para concretar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC). El 07 de diciembre de 2005 se cerraron dichas negociaciones al haberse alcanzado un acuerdo entre ambos países, aunque aún no se conocen todos los detalles de dicho acuerdo.

La decisión de negociar un TLC con Estados Unidos buscaba fundamentalmente la consolidación y ampliación de los beneficios de la Ley de Promoción Comercial y Erradicación de la Droga en la Región Andina (ATPDEA). Mediante este sistema, Estados Unidos otorga preferencias arancelarias unilaterales al Perú conjuntamente con Colombia , Bolivia y Ecuador. Este sistema amplió uno previo, la Ley de Preferencias Andinas (ATPA) que venció en 2001. El ATPDEA otorga al Perú preferencias arancelarias a más de 5500 productos y vence a fines de 2006.

El Perú dirige a Estados Unidos el 26 % (tendencia creciente, de 26% en 2003 a 28% en 04, y a 30% a octubre de 2005) de sus exportaciones totales. Sin embargo, el 55% corresponde a tradicionales y el 45% a no tradicionales ( desde 1994 hasta el 2004 aprox... en 2005 cambio a 65% y 35% respectivamente hasta septiembre). Asimismo, el Perú compra el 27% (19% aprox. desde el 2002) de sus importaciones de Estados Unidos, correspondiendo aproximadamente el 80 % a insumos intermedios y bienes de capital (2000 à 84%, 01 à 82%, 02 à 79%, 03 à 81%, 04à 83%). Por el contrario, el Perú representa un porcentaje no significativo de las importaciones de Estados Unidos (0.3%) , ocupando el puesto 55 (47 en el 2004) después incluso de Colombia, Chile y Ecuador. Es decir, existe una marcada asimetría en la representatividad del comercio bilateral, al tratarse Perú de un país pequeño y Estados Unidos de la economía más grande del mundo.

Las exportaciones peruanas a Estados Unidos en los últimos años han mostrado un marcado dinamismo, particularmente las no tradicionales, cuyo crecimiento anual promedio ha sido de 20 % entre el 2002 y el 2003 (02-01 à 7.48%; 03-02 à 23%; 04-03 à 39.6%; 05-04 hasta septiembre à 20.8%), habiendo éste incluso aumentado en los últimos dos años. Este comportamiento positivo de las exportaciones peruanas ha sido explicado en una buena parte por la existencia del ATPDEA, aunque en los últimos años el crecimiento exportador ha coincidido también con el ciclo positivo de crecimiento de la economía internacional en general y la de Estados Unidos en particular. De esta manera, se espera que un TLC con Estados Unidos consolide esta positiva tendencia de las exportaciones peruanas.

En el presente estudio se realizan estimados de los principales efectos macroeconómicos potenciales de la desgravación arancelaria derivada del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Sin embargo, al no conocerse aún los detalles del acuerdo, las conclusiones y estimados presentados en este documento de trabajo tienen la condición de preliminares. Asimismo, se excluyen otros aspectos relevantes que contiene el tratado, tales como reglas de origen, compras gubernamentales, propiedad intelectual y otros.

Dada la complejidad de este tipo de acuerdos por la diversidad de disciplinas que incluyen y el número de variables involucrado, los estimados cuantitativos pueden dar distintos resultados de acuerdo a los supuestos que se consideren, y por lo tanto deben ser tomados como indicadores referenciales que deben ser complementados con análisis parciales y cualitativos sobre los diversos aspectos relevantes que contiene el TLC.

El estudio consta de tres secciones. En la primera se presenta un modelo de equilibrio general computable (CGE por sus siglas en inglés) de dos sectores agregados, el primario (tradicional) y el no primario (no tradicional) el cual permitirá estimar los efectos de la desgravación arancelaria. En la segunda sección se presentan las simulaciones de los efectos macroeconómicos, para un posible programa base de desgravación arancelaria, tanto por parte de Estados Unidos como del Perú, al que se le aplica un análisis de sensibilidad. Asimismo se discuten los resultados obtenidos y se incluye una evaluación conceptual cualitativa. Finalmente en la última sección se presentan las principales conclusiones sugerencias de política económica