Medida y Crisis


Una alternativa al PBI del INEI


Bruno Seminario


Para poder comprender el papel de los sistemas de contabilidad nacional en el mundo contemporáneo, resulta útil recordar un discurso reciente del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pues el mismo sintetiza bastante bien el creciente descontento de un amplio sector de la opinión pública mundial con esta construcción teórica. En años recientes, los políticos más perspicaces han podido constatar una profunda disociación entre las percepciones subjetivas de la población y los resultados de los sistemas de contabilidad nacional. Intrigado por la misma, el presidente francés encargó a Joseph Stiglitz y Amartya Sen dirigir una comisión para indagar sobre el tema y proponer, si fuera necesario, una nueva forma de expresar el bienestar de una economía.

En su informe final, estos distinguidos especialistas indican que puede haber una enorme discrepancia entre la marcha del producto interno y la de las variables que gobiernan el bienestar individual. Por esta razón recomiendan otorgar un mayor peso a las trayectorias del ingreso nacional, el consumo y el ingreso personal; analizar la evolución de la riqueza y la dinámica de los balances sectoriales de los distintos agentes económicos; y estudiar la distribución de la riqueza, el ingreso y el consumo.

Quienes defienden a la Contabilidad Nacional y sus conceptos básicos argumentan que el producto bruto interno no tiene porque reflejar el bienestar de una economía, sino expresar cuán extensa es. Por esta razón, afirman que el indicador en cuestión cumple con eficiencia este papel más restringido. Pero, ¿es cierta esta afirmación? ¿Proporciona la contabilidad nacional una medida precisa del estado de una economía y de la marcha del ciclo de los negocios?