El presidente ha asegurado que somos un país libre de amenazas internacionales y de crisis financiera.
Bueno, sabemos que nuestro presidente no se caracteriza por su perspicacia económica. Probablemente sea uno de los presidentes con menor entendimiento económico en el último siglo. La semana pasada han salido algunos indicadores y son bastante malos. Hasta ahora los efectos de la crisis han sido semicontenidos en el sector financiero, pero el principal problema que afronta el mundo ya dejó de ser financiero. Hoy es la parálisis crediticia.
La caída en el precio de las materias primas ya nos está afectando. ¿Qué otros efectos podrían ocurrir?
Un primer efecto es el financiero. Los mercados de crédito en EE.UU. están paralizados y sería bastante extraño que el Perú pueda conseguir crédito. Los bancos tendrán problemas al renovar su línea de crédito. Un segundo impacto será la caída del precio de las materias primas. Se reducirán los ingresos fiscales y conceptos como el canon o las regalías –que reciben las provincias– también disminuirán. Otro impacto es el siguiente. La industria textil ha caído 7% en los primeros seis meses del año. Eso va a ocurrir con casi todos los exportadores no tradicionales cuando se generalice la recesión en el mundo. Todos estos 'shocks’ son tan fuertes como en 1997.
Pero se sostiene que el Perú está hoy mejor preparado que en 1997.
El Perú nunca ha estado preparado. Si usted revisa bien, todos los gobiernos, antes de una crisis, dicen que el Perú está mejor preparado. Suponga que caigan los precios (de las materias primas) un 30% o 40% y que los ingresos fiscales caigan 30% o 40%. ¿De dónde va a sacar dinero el Gobierno para financiar el déficit? Había un fondo de estabilización fiscal, pero el ex ministro (Luis) Carranza lo distribuyó entre las provincias. Ante este tipo de 'shock’, el Estado no tiene ni la capacidad ni los instrumentos para neutralizarlo.
¿El TLC con Estados Unidos ha sido conveniente?
No se puede decir si ha sido conveniente o no. Pero si usted recuerda, cuando firmaron el TLC con Estados Unidos hubo algunos exagerados que dijeron que iba a generar un millón de empleos al año. ¡Cada año! ¡Ahora que digan cuántos empleos generará! (ríe). Obviamente, si te ligas con la economía que es el centro de la crisis, vas a sufrir. El TLC no tiene la culpa, sino la inestabilidad de Estados Unidos.
Se dice que hoy más que nunca debemos firmar TLC con la mayor cantidad de países para que no perdamos el nivel de las exportaciones.
Eso no tiene ningún sentido. El valor de nuestras exportaciones depende básicamente de los precios internacionales. Para vender productos mineros o pesqueros no necesitamos firmar ningún TLC porque son materias primas. Cuanto más TLC firmemos ahorita teóricamente se distribuirá más el riesgo. Probablemente, cuanto más abras la economía más expuesto vas a estar a este tipo de riesgos.
¿Es conveniente en estos momentos la firma de un TLC con China?
China tiene exactamente el mismo problema que nosotros. En estos momentos debe estar acumulando un montón de productos de exportación que no puede vender a Estados Unidos ni Europa, y nosotros somos los únicos a los que se les ocurre firmar un TLC. Ahora es el momento de poner barreras a los productos chinos. Por si acaso, el TLC con China no tendrá los efectos que el firmado con Estados Unidos.
¿A qué se refiere?
Mientras el efecto del TLC con Estados Unidos sobre el sector industrial es mínimo, lo que produce China sí afectará a toda la pequeña empresa. Si firman el TLC con China y no protegen a la pequeña empresa, pues el sector textil quebrará. ¿Ahora qué diablos le van a vender a China? ¿Un par de uvas que exportan? ¿Van a cambiar uvas por una quiebra masiva en el sector industrial? Si quieren firmar el TLC con China que esperen a que pasen los efectos de la recesión. Este es el momento menos oportuno.
¿La caída en el precio del petróleo es un aspecto beneficioso dentro de toda esta crisis?
No solo está cayendo el precio del petróleo, sino el de los alimentos. Entonces, es altamente probable que la inflación descienda también. Fíjese que más interesante que la caída del petróleo es la de los alimentos, pero que la gente no crea que esto nos beneficia porque el precio de los metales está descendiendo más. Y los efectos de la recesión aún no los estamos viendo en el precio de los metales. La caída recién se ha iniciado. Se puede caer más.
El ministro de Economía, Luis Valdivieso, viene siendo criticado por hacer recortes en diversos sectores. ¿Él debe usar hacha o bisturí?
El ministro Valdivieso –por su experiencia en el Fondo Monetario Internacional– es ahorita el único que se da cuenta del vendaval externo que se viene. Yo no lo criticaría. El que tiene la culpa es Carranza. El pobre Valdivieso trata de amortiguar los efectos de la crisis, pero no creo que pueda porque la única forma hubiera sido prepararse con dos años de anticipación.
Hoy en el mundo hay un debate impulsado por quienes consideran que ha llegado el fin del neoliberalismo.
¡Ese es el otro punto importante! Esta crisis no es una crisis cualquiera.
No es un ciclo económico más.
No. ¿Cuándo hemos observado la caída de todos los bancos de inversión de Wall Street? No es cualquier crisis. Si los bancos de inversión –que eran el sector básico para el funcionamiento del modelo– ya no existen, pues estamos ingresando a una nueva fase. Las crisis normalmente habían estallado en países emergentes, pero esta ha empezado en el centro. Además, el gobierno estadounidense no ha tenido ningún reparo en hacer todo lo contrario a lo que postulaba. Vamos ahora hacia un mundo con profundas regulaciones. El liberalismo, entendido como la supresión de regulaciones, prácticamente desaparece. ¿A qué período hemos entrado? Aún no lo podemos saber.
Será un período en el que el rol del Estado en la economía será mayor.
Sí, y ya lo estamos viendo. Lo que ha pasado en Estados Unidos se va a reproducir en Europa, y las políticas económicas de los países emergentes vienen de ahí. Obviamente, estamos ingresando a una nueva fase. En realidad, algunos creen que estamos ingresando a un nuevo período histórico muy raro que se da normalmente cada 100 o 150 años en el mundo. Un tránsito hegemónico en el que una potencia deja de ser dominante.
¿Como el tránsito que hubo de Inglaterra a Estados Unidos?
En realidad se conocen dos tránsitos. El de España a Inglaterra y el de Inglaterra a Estados Unidos. El gran problema de estos tránsitos es que abren un período de profunda inestabilidad. No es que Estados Unidos vaya a dejar de ser súbitamente el país más importante. Esto será algo progresivo. Pero las tendencias ya están a la vista.
¿Pero quién va a emerger? ¿China?
Es poco pronosticable. Cuando Inglaterra perdió hegemonía hubo dos competidores que fueron EE.UU. y el Imperio Alemán. Hoy el gran problema no es quién va a emerger –porque no es posible identificarlo– sino qué tipo de tránsito vamos a tener. El tránsito de Inglaterra a EE.UU. no fue muy agradable. Hubo la gran depresión, dos guerras mundiales, murieron 200 millones de personas, surgió el comunismo, el nazismo, etc. Esa es una posibilidad.
¿Cuál es la otra?
La otra posibilidad es que sea un tránsito más lento y prolongado, como lo que ocurrió con la monarquía española a finales del siglo XVII. España inició un lento declive como potencia mundial y surgieron un montón de países chicos que comenzaron a crecer. Habría que rezar para que se dé algo similar. En realidad, no tenemos idea de quién puede sustituir a EE.UU. China ahorita no está preparada para sucederlo. Todavía es una economía chica.
¿Tiene razón el ministro de Finanzas de Alemania cuando pronostica que EE.UU. perderá su estatus de superpotencia en el sistema financiero?
Probablemente entremos a lo que se llama un mundo multipolar. De hecho, ya estamos viendo las consecuencias de ese tránsito. Ahora al FMI y al Banco Mundial nadie les hace caso. Una institución como el G7 ya no tiene el poder de antes. El proceso parece haberse iniciado. Por ejemplo, examinemos el caso de esta agencia americana de riesgo que nos dio el grado de inversión.
¿Cuál de las dos: Fitch Ratings o Standard & Poor’s?
Bueno, las dos. Da lo mismo. ¿Qué credibilidad tienen hoy? ¡Esos señores dijeron que la aseguradora AIG era una empresa triple A! Imagínese, ¡la compañía de seguros que quebró era triple A! Eso sucede cuando hay este tipo de problemas en procesos internacionales. Uno puede decir que no se debe nacionalizar un banco, pero lo curioso es que esta posibilidad ya está reconocida por gente más experimentada.
El propio Mario Vargas Llosa ha llamado a los liberales a revisar la idea de que menos Estado es mejor para el funcionamiento de la sociedad.
Que Vargas Llosa reconozca eso ya es sorprendente. Lo primero que debe saber el lector es que ha ocurrido algo importante. Lo que quiere vender el Gobierno es que se trata de cualquier cosa. Son cambios que van a pasar a la historia. Cuando se escriba la historia del siglo XXI estos años estarán ahí.
¿Wall Street pertenece ya a las viejas cosas del siglo XX, como los tranvías, los barberos, los mecanógrafos o el amor eterno?
(Ríe) Wall Street, como se concibió, ya no existe. El crecimiento de Wall Street se basa en una regulación de 1930, que separa la banca comercial de la banca de inversión. El gobierno de Estados Unidos ya clausuró la banca de inversión y los pocos que quedan se han tenido que convertir en bancos comerciales porque el público tiene miedo.
¿Esta coyuntura no favorecerá a Humala, quien habla de no tenerle miedo al rol empresarial del Estado?
No sé a quién beneficiará, pero sí conocemos algo históricamente. Cada vez que ocurren efectos semejantes, en el Perú hay una profunda transformación del régimen político. Cuando ocurrió lo de 1930 el gran beneficiado fue el Apra. Luego del primer gobierno de Alan García el gran beneficiado fue Fujimori y los independientes.
Hablamos de los beneficiados, ¿pero quiénes serán los perjudicados?
Esta recesión va a afectar fundamentalmente a las provincias, justo de donde vienen los conflictos sociales. Carranza cometió un error. Antes casi todo el gasto fiscal en el Perú era administrado por un sistema de caja fiscal. Hoy la iniciativa de gasto la tienen los gobiernos regionales. Entonces, cuando haya que recortar los recursos se va a originar un lío enorme en provincias.