Exorbitante Privilegio
Escribe Bruno Seminario
Borrador
En una reunión extraordinaria que tuvo lugar a la mitad de septiembre, el directorio del banco central de los estados unidos decidió reducir en 0,50 puntos porcentuales la tasa de interés sus tasas de interés de referencia. Aunque el mercado financiero, después del pánico financiero mundial de las semanas precedentes, esperaba esta decisión, la magnitud del recorte tomo por sorpresa al mercado, pues éste esperaba una reducción de sólo 0,25 puntos porcentuales. Si bien el inesperado anuncio sosegó el ´pánico que arrebata el ánimo de los inversionistas y así contuvo el incesante descenso de las cotizaciones de las bolsas, tuvo también otras consecuencias.
En primer lugar, marcó el abandono de la estrategia gradualista establecida por el anterior presidente del banco, Alan Greenspan y que hasta ahora había mantenido Paul Bernanke., el nuevo presidente. Con el objeto de no sorprender al mercado con decisiones no anticipadas y así facilitar la programación financiera, Greenspan acostumbra a anunciar cambios lentos y graduales en los tipos de interés. Sólo se apartó de esta política en una oportunidad el 11 de septiembre del 2001, es decir, sólo en casos de extrema gravedad. Que Bernanke lo haya hecho en esta ocasión , en opinión de los especialistas, sólo demuestra cuán la seria es la crisis.
En segundo lugar, permite una vez más comprobar el escaso interés que tienen las autoridades estadounidenses por el valor y papel que juega el dólar en el sistema financiero internacional. En las últimas semanas, muchos especialistas en cuestiones internacionales, recordaron el discurso que pronunció John Connolly, el secretario del tesoro de Nixon, donde afirma que el dólar era la moneda de los Estados Unidos, pero el problema de los incautos extranjeros que estaban dispuestos a mantenerlo.
En cualquier caso, la reacción de los mercados financieros internacionales ha sido drástica: el dólar, en estas últimas dos semanas, ha experimentado una pronunciada depreciación en todos los mercados cambiarios del mundo. Por ejemplo, frente la cotización del dólar frente al euro superó el 1,4 a finales de septiembre, acumulando desde el 2001, una depreciación estimada en casi 63 por ciento.
En el último reporte de inflación, se incluye un interesante cuadro que muestra desde enero del 2007, cuán general y extendida es la depreciación del dólar. Puede comprobar con facilidad el lector estudiando las tasas de depreciación incluidas en el cuadro, que la depreciación del dólar en el Perú, es muy cercana a la experimentada en promedio por los principales socios comerciales de los estados unidos –indicada en el cuadro, por el índice FED--. Sugiere este resultado que si bien nuestras exportaciones han perdido competitividad frente a los productores estadounidenses, podrían no haberlo hecho frente a otras competidores extranjeras, pues sus monedas parecen haber experimentado una apreciación mayor a la del sol. Demuestran, sin duda, estos curiosos desarrollos la urgente necesidad de elaborar un índice más adecuado para medir la competitividad internacional de nuestras exportaciones, ya que los índices que utiliza actualmente el banco central para medir esta importante variable, fueron en realidad pensados para medir el costo de las importaciones en el mercado interno peruano y no la competitividad de nuestros productos en el mercado internacional. Hasta que estos indicadores sean elaborados, sólo es posible hacer aventuras conjeturas acerca de los probables efectos de esta nueva depreciación del dólar.
¿Por qué las autoridades de los Estados Unidos muestran tan poca preocupación por el valor de su moneda o el papel que ésta desempeña como moneda universal? Como conocen los historiadores económicos, esta misteriosa irresponsabilidad no fue la característica que rigió el comportamiento en el pasado de las potencias que en el pasado tuvieron la hegemonía financiera mundial. Por ejemplo, Inglaterra, a principio del siglo XX, defendió decididamente el valor de la libra esterlina y nunca mostró vacilación alguna para defender el papel de su moneda en el mercado mundial. Incluso, por hacerlo, tuvo que enfrentar en los 1920s, considerables costos. Difícil pregunta, pero para terminar tres razones pueden explicar esta misteriosa predisposición.
Hay sin duda un interés inmediato: la depreciación del dólar reduce la deuda neta que Estados Unidos ha acumulado con otros países del mundo. La deuda neta de un país es la diferencia que existe entre los activos brutos que éste posee en otros países del mundo y sus pasivos brutos. Como Estados Unidos posee activos reales en otros países y deudas denominadas en su propiedad moneda, un descenso en el valor del dólar, aumenta el valor de los primeros pero no afecta el de las deudas. Como resultado, cuando el dólar pierde valor como resultado se reduce la deuda neta que los estadounidenses con el Mundo.
También, la depreciación del dólar, le permite a estados Unidos, exportar al mundo sus problemas económicos. Reduce, en efecto la depreciación, del dólar el precio de las manufacturas estadounidenses y así le permite elevar el valor de sus exportaciones. De otro lado, aumenta también el precio de los productos de otros países en el mercado interno estadounidense y, por esta razón, la sustitución de estos por productos similares producidos al interior de Estados Unidos. Al estimular su industria, se consigue superar el efecto de la crisis hipotecaria. Mientras ocurre esto en Estados Unidos, otros países experimentan una marcada como contrapartida una obvia desaceleración en su dinamismo económica. En los años de 1930s, los estados Unidos ejecutaron una política similar. Cuando los otros países respondieron con políticas, colapsó el primer intento de globalización.
Confían finalmente, las autoridades estadounidenses, en la burocracia que contribuyeron a instalar en los países en las economías emergentes y en los mecanismos institucionales en los años 90s. En la práctica, las reformas de los años 90s, convierten a los bancos centrales de estas economías, en meras sucursales, del banco central de reserva estadounidenses, es decir, en simples proveedores de fondos baratos. Con ello garantizan, que a pesar de las obvias pérdidas financiero un flujo estable de financiamiento. El apetito infinito por reservas internacionales de los países de Asia y América Latina parece darles plenamente la razón.
El Pánico de la Semana Pasada
Bruno Seminario
Al revelar un número importante de bancos europeos cuánto dinero habían perdido por comprar instrumentos financieros emitidos en Estados Unidos y al conocer los inversionistas que nuevos fondos suspendían sus operaciones, se produjo un pánico general que derrumbó las cotizaciones de las acciones en todas las plazas financieras del mundo. Fueron tan intensos la desesperación y el desconcierto, que los bancos centrales en Europa, Estados Unidos y Asia, se vieron forzados para calmar al mercado, en un solo día, a inyectar a más de 200,000 mil millones de dólares, una suma equivalente a casi dos veces el producto bruto interno del Perú. Si bien estas medidas de emergencia parecen haber contenido, por el momento, el descenso de las cotizaciones y así impedido una paralización del crédito, estos sucesos deben haber afectado el desbordante optimismo que hasta ahora parecía gobernar el ánimo del mercado. Entonces, ¿qué podemos vaticinar para los próximos meses? Es obvio que nadie en el Mundo puede responder a esta pregunta, porque cualquier escenario, desde el que vaticina una catástrofe hasta el más benigno que postule la continuación por quince años más del período actual de prosperidad, parece igualmente plausible.
Así, es probable que en este nuevo período, la dinámica de los mercados financieros esté dominada por los ensayos para encontrar bases más sólidas para determinar el riesgo de los instrumentos financieros. Porque es posible que este proceso tome algún tiempo mientras se prueban nuevas técnicas y se diseñan instrumentos que regulen los novedosos productos financieros, se esperaría también un fuerte aumento en la volatilidad en los mercados. En efecto, en los últimos diez años, la innovación financiera fue regida por tres procesos básicos: la titulización, el desarrollo de instrumentos de transferencia de riesgo y las innovaciones en las técnicas tradicionales de ingeniería financiera.
Como consecuencia de la titulización, se produjo el reemplazo progresivo del crédito que antes otorgaban los bancos a las empresas y a las familias por instrumentos, ahora comerciados en mercados públicos o privados. Sin embargo, conforme avanza la extensión de este proceso, se provoca la obsolescencia de la regulación del sistema monetario. Hace diez años, los bancos comerciales desempeñaban el papel más crucial en la intermediación financiera, pero en los últimos años los fondos de inversión y los privados de acciones, parecen reemplazarlos. Se estima que el valor de las operaciones que realizan estos nuevos agentes no bancarios en los distintos mercados llegó, en el año 2005, a totalizar 46 trillones de dólares, equivalente a casi 4 veces el producto bruto interno de los Estados Unidos. Explica este explosivo crecimiento la sobreinversión de los 1990s, y la caída , en muchas regiones del mundo, de la tasa de acumulación de capital. Apareció así en el sector corporativo, un excedente de liquidez, que se aplicó a una creciente actividad especulativa y a alimentar las fuentes de fondos de los nuevos intermediarios. El problema radica en que la arquitectura institucional que gobierna al sistema financiero internacional presupone un contexto donde no existían éstos.
De otro lado, los nuevos instrumentos de transferencia del riesgo permiten descomponerlo que y negociarlos separadamente. Así, esta tendencia genera un explosivo crecimiento en derivados, y una creciente dificultad para identificar donde se encuentra la deuda de baja calidad. ¿Fue acaso la real razón del pánico , el reconocimiento de que uno ha podido, sin siquiera conocerlo, haber financiado los excesos cometidos por los especuladores financieros? Puede ser.
El PBI Mensual:Metodología
Pueden los amantes de las estadísticas económican encontrar alguna utilidad en el siguiente documento, pues el mismo expone con detalle el priocedimiento que usa el Instituto Nacional de Estadística (INE) para calcular todos los meses el indicador mensual de actividad económica. Aunque el INE suel con frecuencia introducir cambios en su mètodos de cálculo y , por esta razón, el procedimiento indicado no tiene por qué coincidir con el empelado en el momento presente, la metodològia desarrollada no parece haber sido sustancial revisada. Después de una lectura atenta quizás pueden entender por qué este indicador debe ser interpretado como un indicador coincidente del nivel de actividad económica , es decir, como una aproximación gruesa del movimiento real de la producciòn.
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El Boom de los Precios Internacionales
Bruno Seminario
En los últimos cuatro años, las cotizaciones internacionales de todas las materias primas en el mundo registran un incremento espectacular. Aunque este hecho no ha pasado desapercibido por los especialistas en cuestiones internacionales, la atención y el interés se ha concentrado en el análisis de las condiciones que han prevalecido en el mercado de petróleo y energía. Si bien esta actitud tiene es fácil de explicar, dada la vital importancia que posee el petróleo para el funcionamiento de las economías industriales, es posible que los para los países aún no desarrollados , entre ellos el Perú, sean más fundamentales los abruptos incrementos registrados en los precios mundiales de los alimentos y metales.
En realidad, la participación combinada de las materias primas no energéticas en el comercio mundial (catorce por ciento en el período 2000-2004) es mayor que la del petróleo (7 por ciento en el mismo período). En muchos países de América del Sur y en
Incremento en el Precio de las Materias Primas No Energéticas, 2002-2006. | ||
| Incremento en Dólares | Contribución Al Incremento |
Metales | 179.7 | 87.5 |
Alimentos | 19.9 | 7.7 |
Otras Materias Primas | 4.3 | 3.1 |
Promedio | 60.1 | |
Fuente: Fondo Monetario Internacional |
África los metales y alimentos, continúan siendo la principal fuente de divisas. También, el aumento registrado en el precio de los metales desde el año 2002 –estimado en 180 por ciento por el Fondo Monetario Internacional- ha sido mayor que el del Petróleo de 174 por ciento.
A pesar de estos avances, las cotizaciones reales de estos productos, permanecen aún por debajo de los picos históricos cuando son medidas en términos reales. Según el Fondo Monetario Internacional, en los últimos cincuenta años el precio relativo de estos productos respecto a un índice mundial de costo de vida ha descendido a una tasa promedio anual de 1.6 por ciento. Sin embargo, cuando se realiza esta comparación, con un índice que mida el precio promedio de los productos manufacturados, se interrumpe esta tendencia en los 1990s. Se atribuye esta reversión en la tendencia, a la industrialización de los países asiáticos y a la globalización, ya que este proceso ha provocado, en los últimos diez años, importante disminución de muchas manufacturas, en especial, textiles y bienes de consumo duradero.
Para la economía de Perú y otros países que exportan productos similares, resulta fundamental para el diseño de la política económica entender la dinámica que prevalecerá en estos mercados tan sensibles, porque la misma puede ser el principal determinante del valor de nuestras exportaciones, de la fortaleza de nuestras cuentas del fisco y el sector externo, el valor del tipo de cambio, las cotizaciones de la bolsa, y, la tasa de crecimiento de producto y el empleo.
Tienden a explicar los especialistas en estos mercados estos desarrollos dos hipótesis básicas. Sugiere la primera de ellas que los aumentos registrados en los precios de los metales poseen un carácter permanente, es decir, que no se producirá en el futuro inmediato un nuevo y abrupto descenso en los precios. Según esta visón, la industrialización de China, la India y el otros economías emergentes de gran tamaño, ha alterado ha provocado un cambio básico en las tendencias de los precios, y, así iniciado un nuevo período de precios altos. Se oponen a este punto de vistas, aquellos que considerar que los aumentos son provocados por la acción de fuerzas especulativas. Quienes simpatizan con esta opinión piensan que el incremento posee un carácter transitorio, y, por esta razón esperan que en el futuro próximo se produzca un nueva y abrupta caída en los precios.
¿Qué opinión favorecen nuestras autoridades económicas? Aunque no lo han dicho explícitamente, podemos inferir hacia cual posibilidad se inclinan, si revisamos las proyecciones del último Informe de Inflación publicado por el Banco central, y las cifras del nuevo Marco Multianual. En ambos, documentos, se postula un leve tendencia hacia el descenso en los términos del intercambio. Deben, por esta razón, considerar más acertada la primera explicación. Es interesante contrastar esta actitud, optimista y algo arriesgada, con la opción que favorecieron, hasta el año pasado, las autoridades de Chile, que parecen haberse inclinado hacia la segunda posibilidad. Chile, en efecto, decidió el año pasado ahorrar casi la totalidad de los ingresos producidos por el incremento en el precio del cobre. Por esta razón, el año pasado la tasa de crecimiento de su economía, a pesar del boom de precios, fue bastante moderada. Parecen, sin embargo, haber cambiado de opinión, ya que han anunciado, para este año una política fiscal más expansiva.
Para terminar, me gustaría mencionar que no son necesariamente incompatibles las hipótesis descritas en los dos párrafos anteriores. Podemos, en efecto, concebir una hipótesis mixta, que combine el efecto de los factores estructurales (la industrialización de China y otras economías asiáticas) con los especulativos. Si esta fuera el caso, deberíamos esperar, también un descenso en los precios, pero que no llevaría las cotizaciones al mismo nivel que tenían en el 2002. Incluso podríamos concebir una tercera hipótesis, que atribuya el incremento al “boom” mundial de construcción y no cambios asociados a los efectos de la industrialización China. Desafortunadamente, debemos dejar, para otra oportunidad el desarrollo de este tema.
Los Nuevos Estilos de Desarrollo de América Latina
Bruno Seminario
Al finalizar el año 2006, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), estimó del producto bruto interno de la región en 5,3 por ciento y en 3,8 el del producto por habitante. En ese año, según este conocida organización internacional, se completaron cuatro años consecutivos de crecimiento a una tasa promedio de cuatro por ciento y si bien , para el año 2007, se espera una ligera desaceleración en este ritmo, pues se proyecta que el producto de la región crecería a una tasa promedio de cinco por ciento anual, indica también la CEPAL que las tasas de crecimiento observadas en la región son inferiores a las de otras regiones del mundo en desarrollo.
Sin embargo, debe ser notado que este resultado agregado oculta la enorme diferencia que existe entre las economías de la región. En primer lugar, se encuentra en exceso influenciado por el bajo crecimiento de las dos mayores economías de la región, Brasil y México, que representan casi el 60 por ciento de la producción. En segundo lugar, tampoco refleja a plenitud los nuevos estilos de desarrollo que gradualmente se consolidan en las economías de los países pequeños y de tamaño medio.
Aunque el actual proceso de expansión en la excepcional coyuntura mundial, el gran dinamismo de la industria y la construcción mundial, la abundante liquidez internacional, y la creciente importancia de China y la India, no afectan estas condiciones por igual a todos los países de América Latina. Depende, en efecto, la respuesta de cada economía y las características esenciales de su estilo de desarrollo, del impacto e importancia en los distintos países, de tres determinaciones básicas: (1) la mejora en los términos de intercambio; (2) las remesas de los trabajadores emigrados; y, (3) el efecto de la competencia de China, en el mercado interno e internacional.
Determinan estas fuerzas , en toda la región, que exista un diferencia importante en las trayectorias de desarrollo del producto Bruto interno y el Ingreso nacional, ya que el primer indicador mide el producto generado en las fronteras de cada país, el segundo los ingresos el total de ingresos que reciben su ciudadanos. Es una característica notoria del proceso actual, el hecho de que la tasa de crecimiento del ingreso nacional sea superior a la del producto interno bruto. Por ejemplo, en el año 2004, el ingreso nacional creció siete por ciento mientras que el producto interno bruto sólo lo hizo a 5,9 por ciento; las tasas que correspondieron al no 2005 fueron de 5,9 por ciento y 4.5 por ciento respectivamente, y las del año 2006, 7,2 y 5.6 por ciento.
Explica, sin duda alguna, esta inusitada discrepancia la magnitud de los recursos extraordinarios que reciben actualmente los países de América Latina, pero cuando se analizan con detalle tanto el origen cómo la forma cómo estos son apropiados, se manifiestan con claridad, por lo menos, dos modelos básicos de desarrollo.
Predomina el primer modelo en América Central y en algunos países del Caribe, y en él, juegan un papel fundamental las remesas que envían a sus familias los trabajadores migrantes. En él, los recursos extraordinarios son apropiados directamente por las personas naturales, especialmente, por aquellas con menores ingresos relativos, de modo que el proceso hace más igualitario el ingreso, expande el consumo y al reducir el ahorro, puede provocar un déficit sustancial en la balanza comercial.
En América del Sur , predomina un segundo estilo de crecimiento, en el que la fuerza crucial de la expansión es la mejora registrada en los términos del intercambio. En él, los recursos extraordinarios son recibidos por empresas nacionales o empresas multinacionales, y este hecho provoca una expansión provoca un aumento de los impuestos , el ahorro público, y en la oferta de recursos financieros disponibles para financiar la inversión. En él, al menos en el corto plazo, es menor el impacto sobre el consumo y la inversión el principal vehículo de transmisión del impulso expansivo. Caracteriza también a este modelo un masivo superávit comercial que puede combinarse con un aumento en el déficit en la balanza de recursos financieros. Es probable que todo el proceso haya disminuido la fracción del producto que corresponde al trabajo y que también haya empeorado la distribución del ingreso nacional.
¿Cuán sostenibles son estos dos estilos de desarrollo? ¿ Cuál es el más vulnerables es cada uno de ellos ante dramáticos cambios en la coyuntura internacional ? Aunque no podemos contestar esta pregunta , pues hemos excedido ya el espacio asignado, podríamos indicar que la suerte de largo plazo que la suerte de largo plazo de esos estilos de crecer podría depender del dinamismo que exhiba en los próximos años la industria mundial de construcción. En efecto, todo parece indicar que aumento de las remesas y el incremento en el precio de los metales lo metales, depende crucialmente del auge que ha conocido este sector en los últimos cinco años, en estados Unidos, Asia y la Comunidad Económica Europea. Esta industria parece haber sido , al menos en Estados unidos, la principal fuente de empleo para los trabajadores migrantes, y, también la principal fuente de que ha impulsado la demanda de la demanda mundial de metales no ferrosos. Trataremos, en otra oportunidad, este interesante tema.
El Eterno Retorno de lo Mismo
Ultima Cumaei venit iam carminis aetas;
Magnus ab integro saeclorum nascitur ordo.
Iam redit et virgo, redeunt Saturnia regna,
Alter erit tum Tiphys et altera quae vehat Argo
Delectos heroas; erunt etiam altera bella
Primera Versión.
A principios de la era cristiana se extendió sin cesar, por todo el mundo conocido, distintas versiones del gnosticismo, probablemente una de los movimientos religiosos más curiosos y extraños que haya presenciado la historia de la cultura occidental, estos singulares herejes opinaban que la creación no era la expresión de un ser supremo, sino el juego alocado de un irresponsable demiurgo. Si contemplamos los inmensos desarreglos que parecieran caracterizar a la economía en nuestros tiempos, podríamos concluir que quizás los gnósticos tengan algo de razón.
En un universo gnóstico tiene poco sentido celebrar el renacimiento de la vida, porque no es otra cosa que la incesante repetición de los errores del demiurgo, de allí, Charles Wrigth, un delicado poeta escribió una bella obra: Zodiaco Negro, para cantar como se repetía la incesante obra del demiurgo y probablemente anticipó, como lo han hecho tantos poetas, el espíritu de nuestros tiempos. Hacemos estos comentarios porque probablemente le toque a Alan García administrar en los próximos años una de las más drásticas caídas en el precio de los metales que se han registrado en los últimos 50 años.
En el gráfico representamos como ‘llegará la primavera’, entendida por supuesto, desde una perspectiva gnóstica, el rojo profundo describe el comportamiento del precio de los metales y el verde su probable trayectoria. Puede el lector comprobar con facilidad que estas mercancías tan cruciales para el funcionamiento de la economía peruana, experimentan con frecuencia violentas y abruptas fluctuaciones y que una de las más intensas acaba de ocurrir. La duración promedio de las mismas depende de cada tipo de metal pero oscila entre 96 y 120 meses, como el último ciclo ascendente parece haber concluido en mayo del 2006, es prudente anticipar para el futuro cercano un nuevo ciclo de descenso que concluirá en el último año del gobierno de García. Para ese entonces la contracción acumulada en el precio de los metales será de aproximadamente 50%.
No podemos entender las distintas fuerzas que producirán esta contracción si no examinamos con algo de detalle las que provocaron el violento ascenso, aunque es complicado detallarlas y explicarlas con precisión, a continuación trataremos las determinantes más importantes que causaron el ascenso.
En primer lugar la política monetaria que ejecutó el gobierno de EEUU para contener la deflación que producto del derrumbe de la burbuja tecnológica y de los atentados del 11 de septiembre. Esta política causó una reducción por un tiempo prolongado de las tasas de interés, tanto en EEUU, como en otras partes del mundo, sin embargo, provocó varios efectos secundarios en el mercado americano y en los mercados internacionales. En el mercado americano se produjeron dos efectos: la burbuja hipotecaria, uno de los mayores eventos especulativos de los últimos tiempos, y un deterioro generalizado de las cautelosas normas para otorgar los préstamos y evaluar los riesgos que habían desarrollado los bancos americanos. No podemos detallar plenamente el efecto del primero, quizás es prudente explicar el segundo proceso, ya que éste, puede afectarnos inmediatamente. Lo que sucede es que esta reducción en la aversión al riesgo redujo los diferenciales de interés que los bancos aplican a los distintos activos financieros, así el diferencial de nuestros títulos de deuda pública, como lo podrá comprobar con facilidad el lector, si dibujase el diferencial de la cotizaciones en Nueva York de nuestra deuda y los bonos del tesoro americano, comprobará en efecto que éste se redujo, aunque nuestro gobierno atribuye esta reducción a los efectos de la política del gobierno, está quizás no refleje otra cosa que el deterioro del riesgo generalizado que ha caracterizado al mercado americano, lo más importante en éste fenómeno no es el efecto que tuvo sobre la cotización de los títulos de deuda de América Latina, sino en el mercado de divisas internacional.
La reducción del diferencial, animó a los especuladores a realizar una operación conocida como "carry trade" que consistía en prestarse dinero en Japón, un lugar donde las tasas de interés son prácticamente cero, y usar estos fondos para invertirlos comprando títulos en alguna economías emergentes como las de Brasil, china, Europa Oriental, y acciones en Nueva York, principalmente hipotecas que emitía Wall Street, y contratos en los mercado de materias primas, estas operaciones produjeron el enorme incremento de precios que se observó en los últimos dos años, aunque se tiende a explicar estos por el crecimiento de China, la gente se olvida con facilidad que aún este país no posee el tamaño necesario como para explicar este descomunal incremento de modo que debemos atribuir una parte sustancial del mismo a las operaciones de estos ingeniosos especuladores.
Debe conocer el lector, que las fuerzas que impulsaron el incremento en el precio de los metales han dejado de operar y que ahora estamos presenciando las etapas iniciales de la inevitable corrección. En el primer trimestre del año pasado se derrumbaron los precios de las propiedades Hipotecarias de los EEUU y salieron a la luz espléndidas prácticas bancarias producidas por el ingenio estadounidense. Parece ser que mucho de los título vendidos por Wall Street, no son sino basura financiera: simples papeles, sin valor, podemos comprobar esto examinando cuánto han descendido las acciones de las firmas financieras especializadas en estos menesteres, en los últimos tres meses casi todas han quebrado, y los títulos de la más importante: New Financial Century han tenido un descenso del 97%, tan drástica caída corrobora que no hacía otra cosa que producir basura financiera. Pero ese en el fondo no es el problema, ya que parece que los estadounidenses han vendido estos títulos a inversionistas extranjeros que compraron estos valores en la bolsa de Nueva York, de forma que este colapso no solo afecta al mercado norteamericano sino a todo el mundo. El colapso de estos títulos ha provocado una reducción drástica de estas prácticas bancarias en los bancos norteamericano, y un corte abrupto de estas líneas de crédito lo que sin duda causará una reducción en el consumo norteamericano, esta reducción se reflejará inmediatamente en las compras que EEUU realiza al resto del mundo, las cuales, al contraerse trasmitirán los efectos de la recesión a sus principales socios comerciales, eventos que probablemente experimentarán todos los banco comerciales que realizan el financiamiento del comercio exterior.
Pero este no es el efecto más importante, sino el que experimentarán los especuladores que contrataron deudas en Japón. Para conseguir liquidez y solucionar sus urgentes problemas financieros se verán obligados a rematar título en los mercados que contaminaron con su presencia, con lo que provocaran caídas en los mercado emergentes y en los precio de las materias primas, la novedad es que todo este proceso será acompañado por una devaluación del dólar, porque la liquidación provocará una intensa depreciación del yen, ésta tiene una doble importancia: en primer lugar detendrá la expansión de la economía japonesa y, en segundo lugar neutralizará el efecto de las probables medidas que tome la Reserva Federal Americana para detener la caída de los valores, si Bernanke redujera la tasa de interés en EEUU, reforzaría esta depreciación del yen y forzaría nuevas ventas en el mercado de valores y en el de materias primas, de modo que esta reducción de la tasa de interés de EEUU podría coincidir con una caída en el precio de los metales, cosa extraña, pero no sorprendente en un universo caótico creado por un bromista demiurgo. Seguiremos comentando…
Bruno Seminario, Nikolai Alva
La Era de las Ventajas Absolutas
La Era de las Ventajas Absolutas
Escribe Bruno Seminario
Ver.2. Primera Parte
I
Cuando la brillante mente de Ricardo concibió la “teoría de las ventajas comparativas” tenía como motivación fundamental explicar un universo que caía fuera del campo donde operaba la ley del valor, es decir, descubrir las leyes que regulaban el comercio internacional. Pocos, sin embargo, se preguntan por qué Ricardo postuló, para los mercados internacionales, una teoría que no era consistente con la teoría del valor , desarrollada para explicar las determinaciones que gobiernan el funcionamiento de los mercados internos.
¿Por qué Ricardo consideró necesario introducir una molesta inconsistencia en su sistema y no se limitó a usar para explicar el intercambio internacional los mismos principios que regían la determinación de los valores en el interior de una nación? Tiene la respuesta a este interrogante mucho que ver con otra creación de los tiempos modernos: el Estado-Nación, una construcción que no puede ser concebida sin un espacio donde rijan supremas las regulaciones que de éste emanan, y, donde existe la libre movilidad de los factores de producción, capital y trabajo. En efecto, sólo con esta movilidad de factores que sólo ocurre al interior de un territorio controlado por un Estado-Nación específico, pues por éste es garantizada, pueden operar los principios que gobiernan el funcionamiento de los mercados interiores. Como la esfera donde se manifestaban los flujos de comercio internacional escapaba del territorio controlado por el Estado, se hacía necesario concebir una nueva teoría para explicar este fenómeno económico. No había, por esta razón, ninguna inconsistencia: la función que tenía la teoría de las ventajas comparativas en el sistema de Ricardo era hacer explícitas las leyes naturales que gobernaban a un espacio pensado como diferente al interior. Y, era esta estricta segmentación la que permitía la coexistencia de leyes naturales diferentes a las que gobernaban el espacio interior.
Pero, ¿se mantiene, a principio del siglo XXI, esta drástica y radical separación? ¿Acaso, no es la característica más distintiva del proceso de globalización, la disolución del espacio económico que controlaba el estado nación en el espacio internacional o, más precisamente , de los espacios de los estados –naciones más débiles en el espacio de los otros más poderosos?. Se hace, por esta razón, indispensable revisar la teoría de Ricardo; introducir en ella los nuevos procesos que parecen caracterizar la vida económica en esta nueva era de la economía mundial.
Ya, a finales del siglo XIX, era posible constatar cuán poco apropiado podía ser este postulado de disociación. La expansión colonial europea hacia todo el mundo fue, en realidad, acompañada e incluso reforzada por inversiones de capital y masivos desplazamiento de población hacia los nuevos territorios coloniales. De hecho la experiencia de desarrollo de Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Argentina, las economías estelares de la “Belle Epóque”, poco tiene que ver con la teoría de Ricardo, pero mucho que ver con el proceso de movilidad internacional que se registró a finales del siglo XIX. No provocó ,sin embargo, este fenómeno la sustitución de la teoría de Ricardo por otra alternativa, ya que estas experiencias fueron interpretadas como desarrollos excepcionales, interesantes sin duda alguna , pero que de ninguna manera ponían la separación que Ricardo uso para construir su sistema.
¿Por qué los economistas que vivieron en la “Belle Epóque” podían argumentar de esta manera; considerar como mera extravagancia los desplazamientos de capital y mano de obra que se registraron en los última mitad del siglo XIX?. Hay varias razones. En primer lugar, el fenómeno poseía, en realidad, una importancia secundaria y no parecía afectar ni alterar las principales tendencias del desarrollo económico de los principales estados europeos. En segundo lugar, la movilidad factorial que se registró en el siglo XX , en lo fundamental, sólo fue un fenómeno permanente sólo para el capital pero tuvo un carácter transitorio para el caso del factor trabajo. De hecho, las conclusiones del modelo Ricardo pueden mantenerse , bajo ciertas condiciones, cuando sólo existe movilidad internacional de capital. En tercer lugar, y ésta constituye con toda probabilidad la razón fundamental, el desarrollo de las fuerzas productivas, a finales XIX, todavía no permitía la formación de un espacio económico global.
En efecto, la tecnología de finales del siglo XIX, aún no había alcanzado el desarrollo requerido para volver económicamente viable un espacio global regido por leyes uniformes, ya que no podía superar las barreras naturales que tienden a limitar el comercio de los bienes , servicios y factores de producción. Sin embargo, dos siglos después de la aparición de la teoría de las vaentajas comparativas, el desarrollo de la técnica, parece hacer viable, ¿acaso, por primera vez, en la historia de la humanidad? , una construcción de esta naturaleza.
Pero, ¿cuáles era las lindes que contenían los afanes de los exuberantes empresarios de la “Belle Epóque en un territorio que aunque extenso no cubría toda la superficie del mundo en ese entonces conocido ? ¿Cuáles fueron los poderosos impulsos que llevaron al poderoso intelecto de Ricardo a postular dos leyes diferentes para explicar un fenómeno tan esencial como el valor, a introducir en su sistema, dos sistemas de pensar, cuya mutua consistencia, en modo alguno, estaba asegurado?¿Por qué las potencias europeas no podían ejecutar un proyecto total que agrupara al “Hombre” en un imperio extendido por todo el planeta y tenían que contentarse con la inevitable fragmentación del mismo en distintas y limitadas esferas de influencia? ¿Por qué el “Hombre “ al mirarse en un espejo no podía abarcar la totalidad de la vida sino sólo un segmento limitado? Dionisio, el dios griego de la vida colectiva, lo hacía mejor; éste, cuando se contemplaba en el espejo, veía reflejada toda la vida y no sólo un segmento. ¿Era, entonces, Dionisio, superior al “Hombre”?
Quizás, la observación más elemental que podemos hacer era que, en ese entonces, existían en todas las economías importantes industrias que funcionaban aisladas de los flujos de comercio internacional ; ello a pesar de constituir un parte de espacio económico interior y, por esta razón, estar sujetas a las determinaciones de la ley del valor. A principio del siglo XIX , el desarrollo de la tecnología no permitía superar las barreras naturales que limitan el desarrollo del comercio y eran estas dificultades, vinculadas en lo fundamental al transporte, las que convertían a varias mercancías en productos no transables. Pero, otra razón, más profunda y misteriosa, una característica peculiar al proceso de producción de ciertas mercancías, una exigencia de la realidad física que establecía, para ciertas industrias, como requerimiento para la ejecución del proceso de producción, la concurrencia espacial tanto del productor como el consumidor, aislaba , en la práctica, a casi todo el sector terciario de la economía de los efectos del comercio internacional. No era este sector, que produce servicios, una parte accesoria del aparato productivo de un economía; en muchos países, éste es el sector más importante, tanto en la generación del producto nacional y el nivel de empleo.
¿Se han mantenido, acaso, las bases que justificaban la segmentación postulada por el sistema de Ricardo, inmunes ante, el avance, por momentos avasallador , de la tecnología y la Razón Instrumental? En otras palabras, ¿ha hecho el progreso técnico más fuerte la separación entre el espacio interior, controlado por el Estado-Nación y regido por la ley del valor, y el espacio internacional, caótico en lo fundamental, pues no impera en él suprema la voluntad de ningún estado nacional y tampoco la ley del valor, o, ha sido una de su más esencial sesgo mellar la base material que preservaba esta drástica disociación?
Si bien las nuevas tecnología del transporte, aparecida a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, permitieron superar las barreras naturales que impedían el comercio de la mayor parte de los bienes , y, por esta razón , éstos se convirtieron, hasta antes del inicio de la revolución de la información, en el elemento esencial del comercio internacional, no lo hicieron de forma neutral, porque favorecieron a las zonas planas del planeta y así perjudicaron a todas sus regiones montañosas. También, y esta es probablemente, su característica más distintiva, lo hicieron aumentando notablemente la intensidad energética de la producción , es decir, aumentando la dependencia de éste , de los productos ligados al petróleo, y, por esta razón, sólo ofrecieron una solución provisional al problema.
Más interesante, sin embargo, son las posibilidades vinculadas a la revolución de la información que se inició en los años de 1980s, pues éstas parecen reunir todos los elementos requeridos para abolir definitivamente la crucial separación postulada por Ricardo. Permite, en efecto, la misma superar el peculiar requerimiento físico que aislaba del mundo a casi toda la producción del sector terciario de una economía. La revolución de la información con claridad ha mostrado que el requerimiento de concurrencia espacial puede ser sustituido, en la mayor parte de los servicios, sustituyendo la concurrencia física por la virtual, y así permitir el comercio internacional de la mayor parte de los servicios. E , incluso , como lo demuestra el nuevo fenómeno del “Outsourcing”, levantar las barreras legales que, en estos momentos, impiden la plena movilidad internacional del factor trabajo; pues éste, el “Outsourcing”, se reduce en lo fundamental, a la sustitución del desplazamiento real por el virtual de este factor tor de producción.
Con ello, parecía, en principio claro, que si en los próximos años no se desarrollaran nuevas tecnologías de gobierno, que la permitan recuperar a los Estado-Nación, parte de su capacidad de soberanía, éstos control podrían devenir, en principio, en construcciones sociales obsoletas, que terminarían , como lo hicieron los antiguos reinos e imperios europeos del siglo XVIII, por desaparecer , especialmente, cundo su único soporte es el económico. Su voluntad local de poder entorpece el proceso de disolución de los espacios económicos internos e impide, por esta razón, una asignación mundial eficiente de recursos. La globalización, sin embargo, no sólo vuelve obsoleta al Estado –Nación, sino también a la teoría de las ventas comparativas de Ricardo. La generalización del “outsourcing” es sólo consistente con un proceso de “perecuación” mundial de remuneraciones y la igualdad de éstas en todo el mundo hace el principio del ventajas comparativas de Ricardo.
¿Qué principio entonces gobernaría la división internacional de trabajo si se igualaran las remuneraciones en todo el planeta? Exactamente el mismo que gobierna la asignación de recursos al interior de una economía: el principio de ventajas absolutas.