Me decía un amigo el otro día , apasionado lector y fanático del Internet, que después de descubrir los portales que detallan las grandes conspiraciones en curso en el mundo, había decidido adoptar esta singular visión de la historia humana. Después de una larga conversación donde me detalló los métodos e indicadores de los creyentes en estas teorías, me indicó que sospechaba que una sociedad secreta de especialistas había establecido una logia oculta en el Perú y que esta ahora le brindaba a los distintos partidos políticos valiosos servicios. Algo preocupado pero intrigado le pedí que fundamentara su extraña afirmación. Si bien tuvo que marcharse antes de poder explicar todos los detalles y ramificaciones de su nueva teoría, pudo indicarme que la clave de este nuevo misterio estaba en los textos de los planes de gobierno: había encontrado , en estos documentos, tantas concordancias entre los principales participantes de la contienda electoral, especialmente, en las secciones que explican la política macroeconómica, que era imposible sin conocer el nombre del autor, detectar quién había escrito el texto. Para él , este desconcertante consenso sólo podía explicarse por las conexiones ocultas de una insidiosa sociedad secreta.
¿Capturó esta fábula el interés del amable lector en esos tiempos tan poco propensos al ejercicio equilibrado de la razón? Eso espero porque posee esta un alto grado de verdad. En efecto, si descartamos los juicios que podemos realizar acerca del comportamiento futuro de los candidatos, por ahora simples conjeturas que pueden estar equivocadas, y consideramos lo que está escrito en los textos, no podemos sino sorprendernos por la gran similitud que parece existir en las propuestas y objetivos de la política económica. Cito, a modo de ejemplo, el párrafo que transcribo a continuación:
¨Un requisito fundamental de esta estrategia es sin duda alguna la estabilidad macroeconómica . La estabilidad macroeconómica mantiene mantiene el poder adquisitivo de la gente y alienta la inversión. Fortalece la moneda nacional e impulsa la nacionalización de la economía y la desdolarización de la economía … ¨
¿Quién escribió esta frase? ¿Ollanta Humala, el candidato nacionalista y que la opinión general sitúa en el extremo izquierdo de nuestra política, o Lourdes Flores, que coloca este mismo consenso a la derecha? En otros tiempos, la respuesta era sencilla: diríamos, sin vacilar, la candidata de Unidad Nacional. Sin embargo, en estos tiempos confusos en que vivimos, la respuesta se complica: la hiperinflación de los años 80s , las reformas que siguieron, y la estabilidad económica del régimen de Toledo, han acercado las posiciones de los especialistas en estos menesteres . Por esta razón, si tuviéramos la garantía de que los principales candidatos van a cumplir lo indicado en sus programas de gobierno, no deberíamos esperar un cambio importante en el diseño de la política macroeconómica. Hay, por supuesto, algunas diferencias, pero éstas son de una importancia menor. El problema, sin embargo, es que no parece o al menos creemos que no existe similar evolución en la política. Es esta sospecha sistemática la que enferma el espíritu y arrebata la mente de muchos en estos últimos meses.
Esta, sin embargo, no es una actitud prudente, pues al concentrar, la atención en un solo escenario, impide vislumbrar otras alternativas que son bastante probables. Sorprendidos fueron, por ejemplo, en el Brasil de Lula, los inversionistas cuando su régimen adoptó políticas económicas que no anticipaban. Similar sorpresa podría ocurrir en el Perú cuando nuestros ardientes nacionalistas expliquen la especial acepción que atribuyen a esta palabra. Por ello, el escepticismo puede ser la vía mas adecuada para calcular el curso del futuro.
Lo que debería , en mi opinión, concitar mayor preocupación es un creencia implícita en todos los planes de gobierno: la creencia que la peculiar coyuntura internacional que ha prevalecido en estos últimos cinco años no registrará una cambio brusco en el próximo quinquenio. Supuesto fundamental, ya que las viabilidad de los otros partes de los programas de gobierno dependen de que esta expectativa llegue, en efecto, a materializarse. En efecto, con la única excepción del Plan de Gobierno del Frente de Centro Democrático, no contienen los planes de los principales competidores electorales ninguna política que permita amortiguar los efectos de una deterioro futuro de las condiciones internacionales.
Omisión grave , porque ha sido esta actitud la que en el pasado produjo con frecuencia el fracaso de los distintos proyectos de desarrollo. En el primer trimestre del año, en efecto, han comenzado a manifestarse en los mercados internacionales y en nuestra economía claras evidencias que deberían motivar la atención de nuestra clase política y de nuestros especialistas. La semana pasada, por ejemplo, estalló en Islandia una crisis financiera , una incipiente guerra comercial entre China, Europa y los Estados Unidos, subieron las tasas de interés internacional y el ruido político, en el Perú, duplicó el riesgo país. En el campo interno, se ha debilitado notoriamente el impulso exportador y el crecimiento amenaza con volverse dependiente de un solo factor: el sector construcción, sensible en extremo a los desarrollos financieros.
Dejo, sin embargo, para otra ocasión el desarrollo de estos temas.