No deseo que pase desapercibida la contradicción contenida en el título de este breve ensayo, aunque para percibirla en su verdadera dimensión, puede que sea necesaria explicación adicional y para esto conviene iniciar éste con una presentación de algunas de las características de esta singular visión del mundo. Deben ya saber, especialmente, si han leído novelas como «El Código Da Vinci» que nació la doctrina gnóstica en una era muy similar a la nuestra , es decir, justo cuando los ideales , sueños y esperanzas de la gran cultura clásica comenzaban a morir. No encontraba , en efecto, el hombre de la era «helenística» no encontraba ningún significado en los rituales de la vieja religión y ésta, de la misma forma que ocurre hoy, era sólo mantenida porque no había nada por que sustituirla. Sin embargo, esta estrategias conservadoras no consiguieron aplazar la degeneración. Se produjo-- como ya sabemos el colapso. Vino trecientos años después y y la caída casi sumergió en las negras aguas del Olvido , los más bellas creaciones del espíritu clásico. Que esta estrategia orientada hacia la preservación no solucionaba , en realidad, problema alguno , era evidente si consideramos las manifestaciones que no podía suprimir.