Temblores en la misma carne,
¿Conocemos límites cuando comenzamos a movernos con la soltura requerida por los espacios abiertos y experimentamos, por primera vez, nuestra naturaleza, tan predispuesta hacia la disminución, la levedad de la presencia, y, sobre todo , ya que no tenemos nombre, a ignorar la Sensualidad, la característica esencial de la Interpretación?
Es como llorar sin poder parar , es decir, experimentar la singular mutación de nuestro cuerpo en un simple artefacto mecánico. Lo mas sorprendente, sin embargo, no es la decisión de nuestra carne sino la preservación de la consciencia ya que sólo cuando adquirimos la capacidad de vernos separados es que estamos en condiciones de nacer por segunda vez. Me he demorado mucho, pero ahí esta la llave que conduce a la Tierra de los Hijos de Ana.
¿Saltaré? Creo que sí. Ya les contaré.