A Carmen Astorne , alta funcionaria de la burocracia imperial, todavía le gustaba leer , escribir con pluma fuente , y mirar durante largas horas fotos proyectadas en rápida y continua sucesión contra una pared de fondo blanco. Tales costumbres despertaban la curiosidad entre sus amigos ya acostumbrados a sus costumbres algo excéntricas y, acaso, la sospecha de sus conocidos más lejanos. Era un rumor extendido que Carmen había heredado tales usos de su familia que se creía había vivido en una de las regiones más apartadas del Extremo Occidente antes del inicio de los tiempos del olvido. ¿Eran estas mores creadas por la una mente algo excéntrica y acostumbrada a salir de los cursos normales por donde transcurren tranquilos los quehaceres humanos o como lo insinuaban últimos y poco conocidos descubrimientos arqueológicos en las costas barridas por el mar de la memoria algo mas singular y relevante para el destino del imperio de todas las tierras conocidas ? ¿Cómo sino explicar la repentina desaparición de Carmen que, según la opinión extendida, era atribuible a un translado por solicitud expresa del propio emperador a la zonas central de las salvajes y aún poca conocidas costas bañadas por el Mar de la Memoria ? En cualquier caso, había algo sumamente sospechoso en los acontecimientos de las últimas semanas que terminaron con el inconsistente memorandum que comunicaba , sin mencionar motivo ni causa, el nombre del nuevo funcionario que asumiría las obligaciones que antes correspondían a Carmen. Texto breve, que usaba los algoritmos más intrigados del nuevo sistema de encriptación cuantica y que contenía en su primera parte una extensa lista enumerando los sufrimientos que experimentaría quienes osaran violar su establecida reserva y que incluso no revelaba gran cosa ya que se limitaba a proporcionar el nombre del sustituto sin mencionar siquiera las obscuras determinaciones que determinaron la disminución de Carmen .