Es un ejercicio estimulante para el ánimo, especialmente cuando nos sentimos desconcertados por la confusión que parece primer en el Mundo, estudiar nuestras estadísticas de comercio exterior para comprobar el vigoroso crecimiento que exhibe nuestras exportaciones. ¿Cómo evitar, ante tan evidente resultado, el arrebato infantil del entusiasmo y así reconocer cuán frágiles pueden ser las bases que sustentan las elevaciones transitorias del bienestar? Debe ser difícil ya que pocos en el fondo pueden convertirse en pesimista verdaderos, especialmente, cuando escuchamos desde niños el cuento de Pandora, su caja, y lo que en ella quedo guardada después que la curiosidad dejo escapar hacia el mundo los mas abominables horrores. Pero, no quiero enredarme en inútiles profundidades y, por esta razón, paso de forma inmediata a discutir el tema que esta semana me entretiene. ¿Cuáles son las posibilidades que en los años por venir continué el vigoroso crecimiento exportador? ¿Descubrió, finalmente, el Perú, como sostienen muchos de mis amigos, un estilo de crecer que aunque lento avanza seguro hacia el futuro o, como también argumentan otros amigos míos, se trata sólo de un episodio esencialmente similar a otros ocurridos en el paso que terminará, como tantas veces en el pasado, por disolverse en las turbias aguas del pozo negro del caos primordial?
Aunque por naturaleza no soy propenso a crear un inútil desconcierto, me gustaría, comenzar precisando las distintas determinaciones que, en el futuro inmediato y, especialmente, si no somos capaces de refrenar nuestros más naturales instintos, frenar el impulso tan evidente que muestra nuestra economía. En mi opinión hay tres dificultades en el futuro inmediato y otra para un plazo más mediato: (1) los pecios de las exportaciones de materias primas pueden experimentar nuevamente una nueva caída; (2) las exportaciones no tradicionales pueden experimentar dificultades en el 2005 cuando termine el acuerdo comercio que regula el comercio de textiles en el mundo y se suprimen las cuotas de exportación que ahora impiden que China ,
Para discutir con claridad el punto resulta indispensable dividir nuestras exportaciones en dos grupos: (1) las exportaciones tradicionales (metales y productos pesqueros, en lo fundamental); (2) las no tradicionales (productos de la agroindustria nacional, textiles y otros productos de la manufactura). Ello es necesario ya que las fuerzas que motivan el crecimiento de cada pregunta son diferentes y, por esta razón, pueden responder diferente si se produjeran alteraciones como las que hemos enumerado en el párrafo precedente.
El crecimiento del primer grupo, es decir, de nuestras exportaciones de “commodities” se apoya, en primer lugar, en importantes incrementos en el volumen exportados que tienen su origen en proyectos como Antamina y Camisea. Sin embargo, también ha sido importante, para explicar la expansión y acaso la principal razón de la espectacular tasa de crecimiento la elevación en los precios internacionales. La cuestión, entonces, se reduce a la pregunta de si la expansión del volumen continuará en el futuro y si los precios pueden volver a caer nuevamente. Aunque determinar, con exactitud la tasa de crecimiento del volumen es difícil, pienso que, la expansión puede proseguir en el futuro inmediato impulsada por la segunda fase del proyecto Camisea y las nuevas Minas de cobre y oro que se proyectan en el futuro. Con ello, la única posibilidad una caída, podría sólo ocurrir si se produce un descenso en los precios. Encuentro, sin embargo, plausible la posibilidad de un descenso de los precios en los últimos trimestres del 2005 y el 2006, ya que la razón básica de su crecimiento es un movimiento especulativo que los analistas internacionales han denominado la “burbuja china”. En el primer trimestre de este año, el gobierno Chino se vio forzado a adoptar un conjunto de políticas para moderar el crecimiento de 37 por ciento de la inversión en este país y, controlar, las enormes presiones de costo que producía este fenómeno. Estas, en opinión de los políticos chinos, ya comienzan a ser efectivas y, por esta razón, deben llevar la tasa de crecimiento de la inversión de este país a un nivel más moderado. Con ello, al menos en el corto plazo, podrían introducirse en la economía mundial factores que determinen un descenso en el precio de las materias primas. No sería, por esta razón, extraño que en los próximos dos años, experimentos en el Perú las consecuencias de este fenómeno. En nuestro país, el incremento en los precios internacionales tiende a concentrar sus beneficios en tres sectores: (1) las empresas mineras; (2) el estado; y, el (3) el mercado financiero. Aquí, indudablemente, el mayor riesgo radica en el estado y sería urgente precisar, para evitar, crecimientos poco prudentes en el gasto, cuán sensibles han sido las finanzas públicas ha esta perturbación y cuan sostenibles es la política fiscal de la actual administración económica.
De otro lado, el sector de las exportaciones no tradicionales, deberá enfrenta el próximo año las consecuencias derivadas del fin del acuerdo Multifibras y, sería, urgente precisar cómo la eliminación de las cuotas textiles puede afectar a nuestras exportaciones textiles. Constituyen estas el rubro más dinámico de las exportaciones de las manufacturas y son quizás las que ofrecen el mayor potencial de crecimiento y, por esta razón, podría ser importante para el éxito de la política comercial pensar en políticas orientadas a contrarresta esta eventualidad.
¿Que podría suceder si firmamos el acuerdo de libre comercio con USA, asumimos compromisos en materia arancelaria, concedemos en parte lo que pide USA en el área de patentes y medicinas, para descubrir que después de hacerlo nuestras exportaciones comienzan a disminuir y no aumentar? No hay que ser un economista destacado para adivinar las consecuencias sobre la inversión y las expectativas.
Antes de terminar, no puedo evitar mencionar que la probabilidad que USA adopte políticas económicas más restrictivas se ha incrementado y, que por esta razón, pude con un grado razonable de certidumbre, anticiparse para el 2005 y el 2006, un crecimiento sostenido en las tasas internacionales de interés e incluso tampoco resulta insensato un pronostico que contempla una reducción en el ritmo de crecimiento de este país y, acaso, una nueva recesión.