Durante las primeras semanas de mayo, se anunció el inicio de un proceso de negociación entre el Perú y Estados Unidos, con el objeto de firmar un acuerdo comercial bilateral, que también incluirá a Colombia y Ecuador. Resulta importante recordar los eventos que precedieron al inicio de dichas negociaciones. El factor decisivo, quizás, fue el resultado de la cita de Cancún -una reunión multilateral donde se discutió, entre otros temas, el efecto de los subsidios agrícolas otorgados por
La respuesta del gobierno peruano ante esta situación fue rápida: en menos de dos semanas anunció su retiro del acuerdo firmado en Cancún, y se ?olvidó? de los acuerdos que poco antes había firmado con Brasil. Es claro que el objetivo básico de la política peruana fue aprovechar las circunstancias, ya que percibió una oportunidad para consolidar las ventajas temporales que había obtenido como consecuencia del ATPDEA. Sin embargo, la velocidad con que ocurrieron las negociaciones pudo haberse anticipado a lo previsto por los funcionarios públicos peruanos, que, basándose en la experiencia chilena, vaticinaban un proceso más largo. Por ello, la evaluación cuantitativa de las ventajas y desventajas del acuerdo bilateral con Estados Unidos puede aún no haber sido concluida, aunque parece ser opinión general que el saldo neto del acuerdo será positivo.
Es relevante mencionar que el acuerdo propuesto por EE.UU. no es uno estrictamente comercial, ya que persigue alcanzar políticas comunes en una amplia variedad de campos: acceso al mercado, que incluye reducciones de las barreras arancelarias y no arancelarias; propiedad intelectual, que incluye el período de vigencia de las patentes, especialmente de medicamentos, y legislación orientada a combatir la piratería en software, videos, entre otros; solución de controversias, que implica especificar la forma en que se solucionarán los conflictos, y si, eventualmente, los países firmantes aceptarían los dictámenes de tribunales internacionales; tratamiento a la inversión extranjera; compras estatales, en cuanto al sistema de preferencias otorgadas a los participantes en las subastas públicas; y servicios, en cuanto al tratamiento que se otorgará principalmente a los sectores bancario y de telecomunicaciones. Cabe mencionar, sin embargo, que la demora de EE.UU. en las negociaciones y firma del tratado no solo se debió a intereses proteccionistas, sino también la percepción de los inversionistas de que podrían presentarse dificultades para adecuarse a las exigencias del sistema estadounidense en estas áreas, pues dicha adecuación solo podría obtenerse como resultado de un proceso de reformas estructurales.
La evaluación precisa del saldo de beneficios y costos asociados a cada una de estas áreas resulta una tarea bastante dificultosa, ya que no existe una metodología apropiada para ello. Por este motivo, la mayor parte de los estudios tiende a concentrarse en el área de acceso al mercado, que, por ser el área normalmente cubierta por los acuerdos, sí cuenta con metodologías especialmente diseñadas para evaluar costos y beneficios. Quizás, por esta razón, se pueda aproximar grosso modo los beneficios netos de este acuerdo.
Para evaluar el saldo neto de los impactos comerciales normalmente se utilizan modelos de equilibrio general computable, que varían en complejidad y desagregación, y requieren contar con una gran cantidad de información, cuya obtención es, muchas veces, costosa. Sin embargo, no es necesario emplear un modelo muy desagregado si lo que se busca es predecir cómo van a responder los flujos comerciales agregados ante la disminución de los aranceles. Incluso estos modelos más simples pueden ser preferibles a los desagregados, si lo que se desea es obtener una primera aproximación a los resultados definitivos.
Para entender los efectos del acuerdo, se deben tener en cuenta ciertos problemas técnicos, tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones. Así, en el caso de las exportaciones existen tres puntos principales. En primer lugar, la mayor parte de beneficios arancelarios relevantes para el Perú ya se dieron como consecuencia del ATPDEA. Sin embargo, no pueden ser ignorados por las simulaciones, ya que, de no firmarse el acuerdo, estos desaparecerían. En segundo lugar, EE.UU. presenta una dispersión arancelaria, de modo que las ventajas obtenibles dependen de la composición de las exportaciones. Así, por ejemplo, mientras que algunas de las materias primas exportadas por el Perú siempre han contado con facilidades de acceso, los productos textiles enfrentaban un arancel mayor al veinte por ciento, y en el caso de ciertos productos agrícolas, habría que superar una serie de barreras paraarancelarias (controles fitosanitarios, acusaciones de dumping, etc.), como, por ejemplo, los espárragos. Por último, hay que considerar, además, que los beneficios arancelarios son de naturaleza transitoria, puesto que EE.UU. parece desear la firma de una amplia variedad de acuerdos bilaterales. De este modo, la real opción de los países, a fin de cuentas, no es el disfrute de beneficios arancelarios, sino la posibilidad de quedar excluidos del importante mercado americano.
Del mismo modo, por el lado de las importaciones se pueden reconocer cuatro problemas principales. Primero, resulta importante identificar qué artículos importados de EE.UU. son efectivamente producidos en el Perú. En segundo lugar, la rebaja en los aranceles no necesariamente ocurrirá de inmediato, sino que puede distribuirse en el tiempo. Además, es importante considerar que los productos más sensibles son los agrícolas, y que resulta poco factible solicitar a EE.UU. la eliminación de los subsidios, por lo cual tendría que evaluarse la incorporación de dichos productos en el acuerdo. Por último, es necesario incorporar el costo fiscal que implicarían las medidas de desgravación arancelaria, ya que constituyen, en el caso del Perú, un componente importante dentro de las fuentes de ingresos del estado. Así, en caso de que no se reduzca el gasto público, la pérdida de ingresos arancelarios tendría que ser compensada con algún otro tipo de impuestos, que limitarían el beneficio de la liberalización comercial sobre los consumidores.
A la fecha, se han llevado a cabo varios intentos para precisar el efecto comercial neto del acuerdo, tanto en instituciones nacionales e internacionales. Todos los resultados sugieren que el efecto comercial es, en realidad, bastante pequeño, ya que el comercio exterior expresado como fracción del PBI es pequeño en el Perú. De este modo, una expansión acelerada del mismo no afecta de manera poco significativa a la economía en su conjunto, aunque pueda impactar fuertemente a determinadas industrias como la textil, o al sector agrícola. El modelo planteado por
Cuadro 1: Efectos de la simulación
(en porcentajes)
VARIABLES ENDOGENAS | EFECTO |
Absorción privada | -1,35 |
Gasto publico | -2,40 |
Exportaciones | 0.80 |
Exportaciones USA | 3 |
Importaciones | 8,74 |
Importaciones USA | 30,31 |
PBI | -2,24 |
Impuestos | -0,61 |
Ingreso disponible | -2,49 |
Cabe resaltar que el modelo desarrollado por