El Fin de la Edad de Oro

1

La economía del imperio norteamericano experimentó, en estos últimos diez años, una expansión realmente notable. Tres factores posibilitaron este proceso: (1) la brillante política monetaria ejecutada por Alan Greenspan; (2) la expansión del INTERNET y el dinamismo de las industrias de alta tecnología ;y, (3) el "boom" financiero generado por la globalización y los cambios en la tecnología financiera. Como consecuencia, los ciudadanos norteamericanos conocieron una nueva edad de oro. En efecto, el dinamismo económico impulsó el empleo y los salarios reales; el boom financiero posibilitó un incremento en la riqueza y el patrimonio personal de la mayor parte de las familias norteamericanas; la aparición continua de nuevos artículos de consumo y la difusión masiva del INTERNET facilitó la mejora en la calidad de vida al disminuir la monotonía e intensidad de la jornada de trabajo y producir un refinamiento de las costumbres y cultura del pueblo norteamericano.
Las élites norteamericanas se sintieron, finalmente, triunfadoras y, repitiendo el ejemplo de otros intelectuales de imperios ya desaparecidos, proclamaron el Fin de la Historia. ¿Acaso, no habían finalmente descubierto los norteamericanos el secreto tan largamente acariciado por los hombres? ¿No demostraban los hechos consumados la superioridad indiscutible de la sociedad y cultura norteamericana frente a otras propuestas semejantes? ¿Quién sino derrotó en dos ocasiones al Totalitarismo en el último siglo del segundo milenio? Acompañó, por esta razón, a la prosperidad una intensa campaña ideológica que tenía como objetivo fundamental difundir a todos los pueblos del mundo las virtudes de la sociedad abierta y de libre competencia. El proyecto postuló un nuevo orden mundial basado en esto principios, un programa concreto de acción, y una ejecución efectiva en la mayor parte de las regiones del Mundo. Lentamente, en un inicio, y, luego con una velocidad creciente, el nuevo programa consiguió despertar el entusiasmo y apoyo de todas las élites del planeta. Nació, en esta forma, condensado, riguroso, lógico e indiscutible, el Pensamiento Único, la expresión más fina y eficaz de la Civilización Occidental. Reflejo y expresión del mismo fueron los distintos programas de ajuste estructural ejecutadas por todos los gobiernos de América Latina.

2

La Historia, como descubrieron atónitos y estupefactos los habitantes de Nueva York, no terminó. En realidad, siempre su curso acostumbrado y, lentamente, fue alumbrado nuevas posibilidades e insinuando, no obstante el vano afán, de los intelectuales americanos, nuevos y más brillantes caminos. Gradualmente, en distintas regiones del Mundo y el mismo Estados Unidos, aparecieron contradicciones evidentes : guerras de pequeña intensidad, epidemias sin control, conflictos tribales, quiebras , crisis económicas, atentados terroristas ejecutados por los propios norteamericanos y dirigidos contra los mismos norteamericanos, suicidios voluntarios, fanáticos religiosos; y ,niños que, con armas en las manos e impulsados por una violencia incompresible , deciden unilateralmente ultimar a sus compañeros de clase en una escuela pública también norteamericana.
Un temprano reflejo de la fuerza de la historia fue el fin de la prosperidad económica del Japón. La economía más exitosa del planeta , la misma que creció por 30 años jamás interrumpidos a ritmos que fueron la envidia del Mundo Industrial, sufrió , a inicios de la década de los 90, una catástrofe financiera al derrumbarse el índice Nikkei y , con él, todo el sistema financiero del Japón . Desde entonces, Japón, entró a un estado de parálisis que no todavía no logra remontar. Sus millonarios, por supuesto, han dejado de aparecer en los listados que todos los años confeccionan las revistas de negocios editadas por las Casas Editoriales del Imperio y han sido sustituido, quizás con alivio y beneplácito, por nuevas fortunas que esta vez son también norteamericanas.
La segunda advertencia ocurrió cinco después cuando Méjico, el socio predilecto de los Estados Unidos y la primera nación latinoamericana admitida al Club exclusivo del Imperio, descubrió que, a pesar de todos sus esfuerzos, todavía era parte del Extremo Occidente (América Latina). Los campesinos de Chiapas habían decido que el proyecto globalizador americano y el discurso de su clase dirigente, después de todo, sólo los empobrecía y, por esta razón, sólo quedaba protestar. A los pocos meses, estalló la segunda crisis mejicana, y, con ella la secuencia usual de eventos: la devaluación del peso, la recesión, y el paquete financiero salvador. Tampoco, en esta ocasión, los intelectuales americanos notaron la advertencia. ¿No ha demostrado, acaso, los pueblos latinoamericanos a lo largo de la historia una notoria dificultad para asimilar las ideas fundamentales del pensamiento único? Muchos profesores norteamericanos escribieron, en esta ocasión, profundos y meditados ensayos, sobre la influencia de la cultura en el desarrollo económico y programaron conferencias en las principales capitales del Extremo Occidente para explicar nuevamente a los gobernantes de América Latina los principios fundamentales de la sociedad abierta y de libre competencia. El sistema educativo norteamericano es, sin duda, el más eficaz y sólido del mundo. La historia, sin embargo, siguió su curso con la misma fuerza y regida por las mismas leyes.
Tres años después de la crisis mejicana, se desató en el Extremo Oriente, la región de más éxito económico del mundo, una nueva crisis financiera que, dada su magnitud, remeció la estructura fundamental del Nuevo Orden Americano. Tailandia, en un inicio, se vio forzada a devaluar su moneda, y, luego en rápida sucesión todas las nuevas economías emergentes. Después de Asia, siguió Rusia, y, finalmente, América Latina. Con la crisis asiática, terminó la falaz prosperidad de los nuevos mercados emergentes y, el Nuevo Orden, mostró con diáfana claridad sus problemas más importantes. La crisis no fue advertida por las Instituciones Multilaterales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Tampoco fue pronosticado por los numerosos investigadores económicos contratados por la Red Imperial de Información. Para salvar las apariencias, fue introducido el concepto de fragilidad financiera y se postuló la conexión esencial de todo el sistema económico mundial. Los intelectuales norteamericanos notaron, con horror, preocupación, y curiosidad, como las viejas ideas se resistían a morir. Se discutió, por pocos meses, la coyuntura financiera y, finalmente, se diseñaron y ejecutaron planes para combatir los efectos de la coyuntura financiera. La discusión puso, en evidencia, después de 30 años, el grado de corrupción de los dirigentes asiáticos, y, los principales problemas estructurales de las economías del Extremo Oriente. Aunque los asiáticos, han demostrado una mayor capacidad que los latinoamericanos, para asimilar los principios de la sociedad abierta y de libre competencia no han comprendido plenamente sus principios y han cometido , guiados quizás por su excesiva vocación colectivistas, errores fáciles de solucionar y remediar. Deben, también, ellos si desean ser exitosos iniciar un programa de reforma estructural para consolidar y mantener sus éxitos. La Sociedad Americana, por ejemplo, superó, en pocos meses la crisis y el crecimiento y la prosperidad continua su rápido curso.
La Cuarta advertencia se produjo al iniciarse el Nuevo Milenio. Fue menos espectacular, más difícil de advertir, pero tendrá, a las largas consecuencias más profundas y durables. Cuando, en Seattle, los Ministros de Comercio del Mundo, celebraban una conferencia para profundizar la globalización, ocurrieron protestas y manifestaciones que obligaron a suprimir el evento. Estas manifestaciones marcaban el nacimiento del movimiento mundial contra la globalización y, mostraban, la eficacia de la red mundial de comunicación para diseñar nuevas técnicas de organización. El éxito de Seattle mostró, a muchos el camino: la red de computadoras, permitía superar, con facilidad, los mecanismos de control montados por los Estados, intercambiar información y coordinar acciones de protestas simultáneas en diferentes sitios del Planeta. Permitía, así mismo, difundir ideas censuradas, publicar boletines informativos, realizar conferencias de coordinación, es decir, el diseño y discusión de una alternativa al Nuevo Orden Mundial. Quedó, así, claro para todos los descontentos que las protestas deberían tener una naturaleza global. Ante la globalización del capital se debe oponer una respuesta organizada y también global. Después de Seattle, siguieron similares protestas en Génova, Nápoles, Montreal. El FMI y el Banco Mundial, en realidad, no han podido organizar con tranquilidad conferencias de coordinación internacional en un ambiente tranquilo y sosegado. Las muchas páginas de INTERNET se exhiben los símbolos del movimiento global anti-globalización: una bandera roja y un águila negra.
Finalmente, el flujo de la historia llegó a los Estados Unidos. El primer evento se produjo hace ya un año cuando se produjo, finalmente, el derrumbe del índice NASDAQ que marca la cotización de las acciones tecnológicas , y, con él la paralización de la inversión del núcleo más dinámico de la economía americana. Después de la caída del NASDAQ, se paralizó la tasa de expansión del Comercio Electrónico, se interrumpieron las innovaciones en la industria de las comunicaciones y de computadoras, se comprobaron las debilidades de las nuevas empresas virtuales y, como consecuencia, se produjo una caída abrupta en la tasa de formación de capital de los Estados Unidos. Nuevamente, aparecieron los despedidos, las quiebras y los problemas financieros. El ritmo de crecimiento se redujo notablemente, y, las regiones más integradas al corazón económico del imperio experimentaron retrocesos verdaderamente espectaculares. La nación isla de Singapur, por ejemplo, experimentó una reducción de 30 por ciento en sus importaciones y de 15 por ciento en los índices económicos que miden el dinamismo de la actividad industrial. Taiwán, otra nación asiática, estrechamente ligada al núcleo tecnológico de la economía mundial ha experimentado índices similares de retracción económica. En agosto, un mes antes del atentado en Nueva York, la actividad industrial en el mundo estaba prácticamente paralizada: las economías de las naciones más avanzadas del planeta estaban nuevamente en recesión. Es, en este contexto económico que se produce el atentado de Nueva York.

3

Hace dos semanas, los habitantes del Bajo Manhattam, los ciudadanos de la única ciudad cosmopolita del Imperio Norteamericano, tomaron el Metro y se dirigieron, igual como lo hacen todos los días, a trabajar en las oficinas localizadas en los edificios que se yerguen al inicio de Manhattam y que albergan las computadoras que gestionan las bases de datos y la dinámica diaria del mayor mercado financiero del Mundo. No se imaginan que a la misma hora, cuatro aviones partían de Boston secuestrados por un grupo terrorista fundamentalista, usando técnicas no anticipadas y un grado inusitado de planeación y coordinación, en la dirección a Nueva York con el objetivo expreso de estrellarse contra las principales torres de Manhattam. Por esta razón, cuando se produce el primer impacto, no pueden admitir e interpretar los hechos que se suceden con rapidez, y, lo atribuyen a un desgraciado accidente aéreo. Comienzan a arder las torres, llega la Televisión, y la Red Mundial de Información, empieza a difundir las dantescas escenas a todos los ciudadanos del planeta. Veinte minutos después, llega el segundo avión, y también se estrella contra las mismas Torres. Pasado una hora, probablemente atemorizados, los ciudadanos del Imperio y todos los habitantes del planeta ven derrumbarse los edificios, y, una enorme nube de polvo y fuego que cubre toda la isla de Manhattam. Ese mismo día, otro avión se estrella en Washington, contra el edificio del pentágono y otro se derrumba cerca a la ciudad de Pittsburgh. Ese día se producía el mayor atentado terrorista del Planeta y, también, se iniciaba en términos prácticos, con un ligero retraso, el Tercer Milenio y el nuevo siglo XXI. Los terroristas ponían, en evidencia, la debilidad estructural de la red de seguridad interna del Imperio, demostrando cuales eran los supuestos implícitos de la estrategia de Inteligencia Americana y la falta de coherencia de la política exterior de los Estados Unidos.
Ese mismo día se comenzaron a manifestar las consecuencias más inmediatas: se interrumpió la red área de comunicaciones al producirse el cierre del espacio aéreo norteamericano, los habitantes de USA paralizaron sus actividades económicas y dejaron de trabajar para mirar en sus aparatos de Televisión , las noticias que se sucedían en una secuencia que parecía extraída de una película de ciencia ficción, cundió el pánico en los mercados financieros del mundo y tuvieron que ser clausurados las Bolsas que integran junto con Wall Street la Red Financiera que cubre toda la faz de la Tierra. En suma, un día de caos y desconcierto, que abría una nueva coyuntura para el Planeta, con consecuencias, todavía impredecibles.
Wall Street, el principal mercado americano, se vio obligado, como consecuencia de los catastróficos eventos, a suspender sus operaciones por casi una semana y, finalmente, pudo reiniciar sus operaciones el lunes de la semana pasada. La red mundial del transporte aéreo sufrió una experiencia similar. La industria del Turismo que depende estrechamente de la misma experimento inmediatamente los efectos al interrumpirse el flujo de mundial de pasajeros. Los mayores hoteles del mundo estuvieron, la semana pasada, prácticamente desiertos sea por que los turistas o hombres de negocios no pueden viajar sea por que hay una ola masiva de cancelaciones de paquetes turísticos.
Wall Street, en una localización provisional, en New Jersey comenzó a operar el lunes. Al abrir el mercado, se produjo el pánico, cuando los inversionistas decidieron deshacerse de las acciones de las industrias inmediatamente afectadas: aerolíneas y compañías de seguros, principalmente. Ese mismo día, Alan Greenspan, redujo en 0.5 puntos porcentuales la tasa de interés con el propósito de frenar la ola de ventas. Fue imitado por los principales Bancos Centrales del Mundo: El banco Central Europeo, el Banco de Japón, el Banco de Inglaterra, y el Banco de Canadá. La Bolsa, sin embargo, cayó durante todos los días de la semana. Wall Street experimentó así la mayor caída desde la gran depresión, y, sólo comenzó a recuperarse esta semana cuando, finalmente, se estabilizó el mercado. El movimiento financiero piso fin a las esperanzas de una pronta recuperación económica. Los pronósticos más optimistas solo prevén una recuperación para finales del próximo año.
La historia, sin embargo, aún no termina. El gobierno de USA ha extremado las medidas de seguridad y ha llamado a una cruzada Mundial contra el fanatismo Musulmán. El ejército del imperio se encuentra nuevamente en guerra. La flota norteamericana se encuentra en la costa de Asia, vagando, y esperando que los estrategas militares definan cuál es el objetivo militar. Las guerras del siglo XXI, las nuevas guerras, ya no se pelean contra naciones sino contra países invisibles o individuos. Todos, los habitantes del Planeta, observan, curiosos cómo USA, la nación que descubrió el secreto tan acariciado por los hombres de todos los tiempos, lidia con la nueva situación. ¿Que pasará? ¿Ha estallado la guerra de Civilizaciones pronosticada por Hungtinton, el más conocido científico político norteamericano? Nadie lo sabe ni lo conoce con exactitud ya que la historia continua y sigue regida por las mismas leyes.