Si bien la última estadística disponible parece mostrar que la economía mundial continúa creciendo, también ésta con claridad revela que lo hace de forma bastante desigual. En efecto, el análisis de los datos parece revelar una curiosa coyuntura: una notoria desaceleración del crecimiento en el "núcleo" –Estados Unidos, Europa y Asia— combinada con la consolidación del crecimiento en las zonas periféricas – África y América Latina. Aunque este patrón era un fenómeno común en la primera mitad del siglo XX, su aparente restauración constituye sin duda una novedad interesante para todo el mundo en desarrollo, pues pone en clara evidencia el nuevo papel estabilizador de China en la nueva división internacional del trabajo. Asimismo los nuevos datos hacen evidentes la maduración de las industrias de alta tecnología y el estancamiento relativo de la demanda mundial por los productos de estas industrias. Este proceso parece tener un efecto notorio sobre el dinamismo de los Tigres Asiáticos—Singapur, Taiwán, Corea y Malasia—ya que las economías de estos pujantes países experimentaron, en la primera mitad del año en curso, síntomas evidentes de estancamiento Es perceptible esta tendencia en los Estados Unidos pero sólo a un nivel regional ya que en la economía estadounidense los efectos de la misma se cancelaron en el agregado gracias al "boom" de la construcción residencial y el aumento en el gasto militar. Sin embargo, no queremos en esta oportunidad desarrollar este tema ya que nuestra intención es concentrar en las consecuencias de la expansión de China para América Latina.
¿Es la expansión China beneficiosa o perjudicial para América Latina? En principio su efecto es ambiguo ya que podría perjudicar a todas las industrias que producen mercancías similares a las manufacturas chinas pero beneficiar a todos los sectores especializados en materias primas. Sin embargo, un informe publicado por
Tiene, en opinión de los expertos de
¿Definirán estas características los nuevos hechos estilizados de un nuevo modelo de crecimiento latinoamericano? ¿Son el mismo producto de la casualidad o el resultado final de un proceso que se inició con la crisis de la deuda, a inicios de los 1980s, y que finalmente, parece, finalmente, coronar esta nueva forma de crecer? No lo podemos afirmar con seguridad pero esta coyuntura mundial parece demostrar con claridad cuán importante era para América Latina restaurar cierto balance en el "núcleo "de la economía mundial. Los desarrollos, en efecto, parecen insinuar que la región fue severamente afectada por el tránsito de las economías de estados Unidos y Europa de economías industriales en economías basadas en el consumo de servicios. Fue esta transformación la que disminuyó la importancia de la industria en la generación del producto mundial y la que, en realidad, podría explicar las enormes dificultades de la región para encontrar una trayectoria saludable de desarrollo económico. El hecho de que el crecimiento se concentre en Sudamérica y no en México en el Caribe, en realidad, parece dar fuerza adicional a esta hipótesis. ¿Por qué el dinamismo de esta región parece ser inferior al de América Latina? Parece ser que la razón es que estos países se concentran, por ahora, los perjuicios de la expansión comercial asiática. El problema parece radicar en la creciente competencia china que enfrentan estos países en el mercado estadounidenses. Los países de América Central se especializaron, en los 1990s, en la producción de productos que compiten con los que produce china, es decir, basaron su ventaja comparativa no en los recursos naturales sino en el uso del trabajo no calificado Esta estrategia los colocó a estas economías en directa coalición con China y los otros gigantes asiáticos y, ahora, parecen estar pagando el precio de esta estrategia similar. México siguió una estrategia similar y también ha perdido participación en el mercado estadounidense.
¿Qué lección puede extraer el Perú de esta experiencia? En primer lugar, la misma ilustra los riesgos de una excesiva concentración en el mercado estadounidenses y el peligro de confiar demasiado en los beneficios arancelarios otorgados por Estados Unidos. Es importante reconocer que estos tienen una naturaleza transitoria ya que cuando se consolide la presencia comercial de China en Estados Unidos estos pueden desaparecer. En segundo lugar, nos indican que el siglo XXI, las estrategias basadas en el uso del trabajo no calificado, no parece tener un éxito garantizado ya que éstas nos colocan en coalición directa con China. Parecería ser que la forma mas sensata de competir con China es la diferenciación de los productos. Esta estrategia comercial, sin embargo, parece requerir una fuerte inversión en diseño e investigación en desarrollo.